Traslación fiel de la amarga novela de Philip Roth, resulta casi imposible que, durante la contemplación de La sombra del actor, no se recuerde la oscarizada Birdman, puesto que ambas guardan muchas similitudes argumentales.
Un famoso actor de teatro en crisis, y sin ninguna atadura emocional, intenta llenar su vacío existencial iniciando una relación sentimental con una joven lesbiana. Esta relación tóxica le arrastrará a una bajada a los infiernos: personal y profesional.
Al Pacino está magnífico en su papel, lleno de registros interpretativos, pero un actor nunca salva una mediocre película y esto es aplicable a La sombra del actor. Porque esta comedia negra, que deja clara la delgada línea que existe, en muchos casos, entre genialidad y locura, cuenta con demasiadas estridencias en el planteamiento de multitud de temas morales.
Queda claro que el conocido director Barry Levinson (Rain man) no pasa por su mejor momento profesional. Eso sí, los aficionados al cine independiente se congratularán de la presencia de una de las musas: la joven actriz Greta Gerwig.Para: Los que quieran contemplar cómo una buena actuación nunca salva una mala película
Juana Samanes
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