Después de que en las semanas pasadas las más importantes entidades financieras presentasen su balance del pasado ejercicio, donde con toda claridad nos han mostrado el terrible impacto del COVID19 en sus resultados, y que quizás como ya hemos escrito, esta pandemia ha servido para dar cobertura al saneamiento de un sistema financiero que después de los efectos de la crisis del ladrillo necesitaba un profundo ajuste.

Esta introducción viene a propósito del paralelismo que podríamos establecer, con su adecuada adaptación, a las entidades aseguradoras de nuestro país, como Mapfre que es la primera en presentar este jueves sus resultados del ‘año de la pandemia’.

Para empezar, recordaremos que la entidad presidida por Antonio Huertas había hecho en el primer trimestre del ejercicio una rebaja de las expectativas de sus objetivos 2019-2021 con una rebaja en sus ingresos de 30.000 millones de euros (M€) a 28.000M€ y ya para empezar los ingresos obtenidos en 2020 han sido 25.419,1M€, un 10,7% inferiores al 2019. Primer objetivo no alcanzado.

El resultado atribuido del ejercicio ha sido de 526,5M€, un 13,6% inferior al obtenido en 2019, y donde el resultado del negocio asegurador, 1.336,68M€ (-12,8%), ha tenido una especial influencia, fuertemente impactado por la situación sanitaria mundial que ha propiciado un 11,1% menos de primas emitidas, con un descenso de un 20,3% del ramo de vida y un 8,3% en el de no vida, dentro de un contexto donde realmente ha sido muy difícil mantener crecimientos de negocio ya que, en total, las primas emitidas han descendido un 14,2%. El ramo de automóviles ha sido, con un descenso del 15,6% de primas emitidas, el más perjudicado por la situación mientras que el de salud y accidentes creció un 14% respecto al pasado ejercicio. También a lo largo del ejercicio hemos ido viendo la maldición climática que parece perseguir a la compañía y que han influido en especial en los resultados del primer trimestre del ejercicio.

 Cada vez son menores las rentabilidades de las inversiones, y las peculiares formas de cubrir las garantías de los riesgos asumidos en ciertas inversiones podrían hacer colapsar algunas compañías

Los gastos del negocio asegurador se han reducido un 11,9% pero hay que enfatizar en los 155M€ más en deterioros de activos y el 32,2% más registrado en gastos técnicos por la adaptación a la situación de confinamiento en el primer trimestre.

El negocio no asegurador registra unas pérdidas de 204,5M€, inferiores en un 12,2% a las del 2019, con un 23,4% menos de ingresos y un 46% menos de provisiones por deterioros. Los deterioros de los fondos de comercio y otros intangibles han ascendido a 520M€, 131M€ en el resultado atribuible.

La deuda de Mapfre continuó creciendo en el ejercicio y lo hizo en un 0,67%. No es excesivo, pero no logra doblegar el crecimiento de su apalancamiento que está ya en un 23,3%. El margen de solvencia se ha reducido en el ejercicio en un 6,6% hasta el 180,2% respecto al pasado ejercicio, en parte por el dividendo pagado a cuenta de 0,5€ y una propuesta del 0,075€ más a la Junta General. En total, 384,9M€ que significaría el más bajo desde el ejercicio 2013. Preveo una bronca tremenda en la Junta por el cabreo de gran parte del pequeño accionariado que ya consideraba ridículo el de anteriores ejercicios.

A la vista de las cifras y de la situación financiera en general y en especial la de las entidades de crédito, me preocupa especialmente la solvencia de las aseguradoras. Cada vez son menores las rentabilidades de las inversiones, y las peculiares formas de cubrir las garantías de los riesgos asumidos en ciertas inversiones podrían hacer colapsar algunas compañías, en especial las que se puedan quedar atrapadas en inversiones inmobiliarias que no puedan mantener las rentabilidades iniciales de la inversión por la situación actual.

Aún así las ultimas noticias de su alianza-compra de 20% de Abante para la gestión de un fondo de infraestructuras con la alianza de Macquaire, la venta del grupo Rastreator por 560M€, el cambio de Bankia por Correos como comercializador de sus productos y acuerdos como el firmado con Iberdrola para comercializar productor renovables en sus 3.000 oficinas, puede ser una ventana por la que pueda entrar aire de rentabilidad en un negocio como el asegurador que está entrando en problemas de rentabilidad y solvencia. ¿Qué sería de ellos con una regulación de solvencia como la bancaria?