Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica y Kadri Simson, Comisaria de Energía de la UE
Estos días, la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, está muy ocupada con la COP25, pero cuando esta acabe le tocará afrontar lo que allí se decide y otros deberes que no puede demorar. Y es que debe reformar su plan de transición energética, que formalmente se denomina Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), porque el gas va a tomar más importancia, a pesar de que es una energía que tampoco le gusta.
¿La razón? La nueva comisaria de Energía, la liberal estonia Kadri Simson, avanzó que en su política de lucha contra el cambio climático tendrán mucho peso las renovables y el gas. Este último “va a desempeñar un papel clave en la transición hacia la neutralidad climática”, remarcando que “podemos ser neutrales en el cambio climático y mantener la competitividad de las empresas”.
El gas va a desempeñar un papel clave en la transición hacia la neutralidad climática, afirma la nueva comisaria de Energía
Simson defiende el papel del gas acompañando a las renovables, pero no es la primera que apuesta por este modelo. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ya señaló hace unos meses que para sustituir a la nuclear (algo en lo que se ha empeñado Ribera, pese a que produce energía sin emisiones de dióxido de carbono) no basta sólo con las renovables, sino que tendrá un papel clave el gas. Un argumento en el que también insistieron varios expertos en geoestrategia, subrayando que sólo el gas natural, un hidrocarburo que sí emite CO2 (aunque cuatro veces menos que el carbón), puede sustituir a la nuclear.
En el PNIEC se prevé que la potencia total instalada en el sector eléctrico sea de 157.000 megavatios (MW) frente a los 105.100 actuales. Entre ellos, habría: 50.258 MW de energía eólica, 36.882 MW de solar fotovoltaica, 27.146 MW generados en centrales de ciclo combinado de gas, 24.133 MW de hidráulica y bombeo, 7.303 MW de solar termoeléctrica y 3.000 MW de nuclear. A fecha del pasado octubre, la potencia instalada en estas energías era de 24.691 MW, 6.544 MW, 26.284 MW, 20.412 MW, 2.304 MW y 7.117 MW, respectivamente, según Red Eléctrica Española (REE).
La comisaria Simson también quiere llegar al objetivo de interconexión del 15%, otra asignatura pendiente en España
Por su parte, en generación eléctrica, el PNIEC estima 337.448 gigavatios hora (GWh), destacando: 116.110 eólicos, 66.373 solares fotovoltaicos, 34.922 de ciclos combinados, 29.045 hidráulicos y 24.800 nucleares. Conviene recordar que en 2018, los ciclos combinados de gas aportaron el 11,5% de la producción eléctrica, y eso que sólo funcionaron al 12% de su capacidad, pese a que su potencia instalada representaba el 24,9% del total.
La nueva comisaria europea va también un paso más allá, aludiendo a que en el futuro “no hablaremos tanto de gas natural sino de biogas, de hidrógeno y de nitrógeno”. Asimismo, quiere llegar al objetivo de interconexión del 15% para 2030 en la Unión Europea y abogó por “financiar los tramos que falten” a través de fondos europeos. En esto España también tiene una asignatura pendiente dado el bajo nivel, como ya le criticó Bruselas el pasado junio. En aquel momento, también le advirtió que el objetivo de reducir la dependencia energética al 59% desde el 74% actual “es muy ambicioso”, teniendo en cuenta que se prevé la eliminación gradual del carbón y también de algunos reactores nucleares para 2030.