Valdis Dombrovskis, vicepresidente de Economía de de la Comisión Europea.
El vicepresidente económico de la Comisión Europea se llama Valdis Dombrovskis, oriundo de Letonia. Ayer lunes 20 de abril, puso un pica en Flandes (nunca mejor dicho): se atrevió a contradecir a Alemania y Holanda, y hablar de emitir deuda paneuropea, con la excusa de financiar la recuperación que exigirá el coronavirus.
En pocas palabras, Valdis propone al Consejo Europeo, o sea, a los jefes de Gobierno de los 27, que Europa, por primera vez, emita deuda con el aval del conjunto de la UE, la famosa mutualización de la deuda, para financiar la recuperación económica tras el coronavirus.
Existe una alternativa, liberal y digital: reducir las prestaciones del Estado y promocionar la creatividad y el autoempleo, en lugar de las subvenciones públicas. Bajar los impuestos y reducir la burocracia
Por partes. Para los que aún creemos, aunque cada vez nos cueste más, en el proyecto europeo, la mutualización de la deuda supone una buena noticia. Si caminamos hacia un solo país, lo lógico es que haya una única política social, una única política laboral, una única política de financiación.
Ahora bien, es necesario que este proceso de unidad vaya por la línea antiliberal de aumentar los ingresos a costa del ciudadano en lugar de reducir el gasto público.
Dombrovskis ya ha dicho que hay que igualar por arriba. Es decir, que el Estado pese todavía más -me es igual que se trate del Estado europeo o el español- con la paralela de endeudar aún más a las familias y a los ciudadanos.
Entendámonos: la mutualización de la deuda es buena, pero endeudarse es malo en sí mismo
¿Esto qué significa? Pues que esa deuda hay que pagarla y que, por tanto, los impuestos no bajarán sino que subirán. La consecuencia es que el Estado, que se personifica y toma forma en los gobiernos seguirá siendo todopoderoso.
Uno de problemas es que Dombrovskis nos plantea esta postura como ineludible y, además, valiente, porque se enfrena al egoísmo alemán (y holandés, y belga y austriaco) que impide que Europa avance. Y es verdad, se opone al egoísmo alemán, aún más holandés, que se niega mutualizar la deuda pública de los 27 países. Pero oculta, me temo que casi inconscientemente, que existe otra alternativa, la liberal (hablo de liberalismo económico, no filosófico): reducir las prestaciones del Estado y promocionar la creatividad, la empresa y el autoempleo, en lugar de las subvenciones públicas. Bajar los impuestos y reducir la burocracia para crear tu propio empleo.
No olvidemos que la digitalización de la que tanto habla la izquierda es ferozmente liberal: no busca grandes empresas sino que camina hacia el autoempleo, hacia el “no tener jefes”, una existencia esforzada y meritoria, mucho más libre que la del capitalismo industrial o la del capitalismo de Estado.
Europa ha optado por la vía socialista y corre el serio peligro de acabar en una dictadura comunista… 30 años después de la caída del Muro
Sí, aunque muchos no lo entiendan, capitalismo y el liberalismo económico son dos realidades bien distintas: el liberalismo protege la propiedad privada, sobre todo la PPP (propiedad privada pequeña). El capitalismo defiende a la gran empresa y a los grandes mercados y no le hace ascos al Estado, el mayor aportador de dinero al sistema. Para el liberal, por contra, el Estado es el enemigo, pero no por ser público sino por grande, por ser enorme, y con ello ingobernable y dañino.
En Europa, la alternativa liberal ni se plantea. Sin embargo, para salir del Covid-19 el liberalismo es la postura más lógica: no es éste el momento de subir impuestos, sino de bajarlos, sobre todo los impuestos que generan empleo.
Y tampoco es el momento de aumentar la las subvenciones públicas, que alimentan vagos y no premian el esfuerzo. Insisto en lo dicho: si el Estado central me paga 500 euros y la comunidad autónoma donde resido otros 450, ¿para que voy a trabajar 40 horas a la semana por 950 euros al mes?
Europa ha optado por la vía socialista y corre el serio peligro de acabar en una dictadura comunista… 30 años después de la caída del Muro. Pero esta vez sin revolución violenta, como lo de 1917: democráticamente, acabaremos con la democracia. A lo bolivariano… a lo Pedro Sánchez.
Además, si Europa camina hacia un Estado socialista ya sabemos hacia donde camina: hacia el reparto de la miseria.