María Jesús Montero y Salvador Illa, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros
Consejo de Ministros del viernes 10, Viernes Santo. No se sabe si los socialistas trabajan mucho o poco, pero no dejan de reunirse. Comparecen el titular de Sanidad, Salvador ‘Cantinflas Illa’, y la ministra portavoz y responsable de Hacienda, María Jesús Montero -Marisú-, quien ha conseguido batir su propia récord: cada día habla más y cada día dice menos.
Hoy tocaba vender el Pacto Nacional por la Reconstrucción, bautizado como los Nuevos Pactos de la Moncloa. Marisú ha dicho, muy seria, que serán llamados todos por la autoridad, por el señor presidente. Ahora bien, si alguno no responde -¿te enteras, Casado?-, “el país no podrá contar con ellos”.
Porque se trata de “un espacio de debate y de reflexión en el que nadie sobra. Pero hay grupos políticos que no han comprendido la gravedad de la situación”. Sin duda, algo muy grave.
El arresto domiciliario de los españoles -vulgo confinamiento- continúa hasta el 26 se abril pero, como la economía se le está hundiendo, nos incorporamos el lunes 13
Luego le llega el turno a Salvador ‘Cantinflas Illa’. No por su apariencia sino por su lenguaje. El ministro de Sanidad la ha vuelto a liar con las mascarillas. Ahora llegan las mascarillas higiénicas que no sabíamos cuáles eran ni quién las va a repartir ni si es obligatoria llevarlas y dónde… Mente cantinflesca.
Pero eso sí: seguimos en arresto domiciliario, en confinamiento, aún no en desescalada. No porque el Gobierno no haya tenido éxito con su orden de convertir cada hogar español en una celda carcelaria, sino porque pretende ser aún más exitoso.
Pero como la economía se le está hundiendo, nos incorporamos el lunes 13, aunque nadie tenga claro cómo, ni en qué medida… ni nada.
Este Gobierno progre es incapaz de olvidarse de su sectarismo. ¿En qué cede el Gobierno? En nada: Marisú repite el todos y todas, lo del planeta seguro y, naturalmente, la liberación de la mujer y el desvelo por los ‘vulnerables’, es decir, por sus amigos.
Otra lección de lenguaje cantinflesco de Salvador Illa: ¿Tenemos que ponernos mascarillas? ¿Podemos? ¿Qué mascarillas? ¿Para qué?
En resumen, Pedro Sánchez es el hombre que utiliza la tragedia en beneficio propio. Gracias al coronavirus aspira a coronarse emperador.
E Iglesias aumenta la apuesta. Primero, por los individuos vagos, ahora por las familias vagas: quieres un salario que ronde los 1.000 euros para matrimonios con dos hijos. Y al igual que la renta salarial ‘obligatoria’ de 500 euros, lo quiere ya, con duplicidad o no con las de la renta básica de la comunidades autónomas y, naturalmente, sin exigir nada a cambio de la percepción.
¿Mientras dure el coronavirus o para siempre jamás? Iglesias no lo especifica. Lo suyo es el reparto de la miseria.