Para que se les quiera más, lo primero sería dejar de blasfemar, recuerden la polémica que salpicó a Burger King con sus carteles publicitarios blasfemando contra los cristianos.
La comida rápida también se ha resentido con el coronavirus. Y es que la matriz de Burger King ha reducido su beneficio neto un 24,4%, hasta 400 millones de euros, y ventas en 2020.
Restaurant Brands International (RBI), que también es dueña de las cafeterías Tim Hortons y de la cadena de comida rápida especializada en pollo frito Popeyes Loisiana Kitchen, ha facturado 25.264,5 millones de todas sus marcas entre ventas propias y las de los franquiciados, lo que supone un 9,9% menos. Los ingresos de restaurantes propios se han situado en 1.658,3 millones (-14,8%) y los de las comisiones cobradas a franquiciados han bajado un 8,8%, a 2.434,4 millones.
RBI ha tenido una facturación de 4.092,6 millones (-11,3%) en 2020. Entre sus marcas principales, Tim Hortons ha aportado 2.314,8 millones (-16%); Burger King, 1.319,7 millones (-9,8%); y Popeyes, 458 millones, un 15,3% más que el año anterior. En el cuarto trimestre, el beneficio neto se desplomó un 45%, a 75 millones, y los ingresos bajaron un 8,2%, a 1.118,8 millones.