Stadler Rail Valencia, la filial española del fabricante ferroviario suizo, se disparó en 2022, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil y a las que han accedido varios medios. Y es que logró récord de pedidos y aumentos de ingresos y beneficio, a pesar del mayor coste de la energía y de la inflación.

La compañía ha logrado una cifra récord de pedidos, alcanzando los 5.189,87 millones de euros, un 55% más que el año anterior. Gran parte se debe al ‘megacontrato’ de 4.000 millones para suministrar 246 trenes (que pueden llegar hasta 504) a un consorcio que opera en cuatro ciudades alemanas y dos austriacas; al que se suman otros contratos con Renfe (por ejemplo, de renovación de Cercanías, incluyendo trenes que combinan vagones de uno y dos pisos) y Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV).

Los ingresos han crecido un 27,6%, a 628,16 millones, duplicando la cifra de 2020 y casi triplicando la de 2019 (261,17 millones). Por su parte, el beneficio neto ha subido un 20%, a 34,8 millones, y superando los 23,9 millones que ganó en 2019, y aunque el coste de la energía se ha incrementado más del doble de que preveía, el impacto en el beneficio operativo (ebit) fue marginal, y en dicha magnitud financiera se notó más la inflación. 

Unos buenos números que suponen una alegría para los 1.870 empleados directos, a los que se suman unos 4.500 indirectos, y entre todas estas cifras cabe destacar que cuenta con 400 ingenieros de diseño. A los pedidos de 2022, se suman otros recibidos en lo que va de año, como el encargo de 12 locomotoras eléctricas de ancho estándar para Renfe Mercancías o el de 13 locomotoras para Trenitalia (empresa propiedad del operador ferroviario italiano y que es una de las que compite en AVE con Renfe a través de Iryo). Debido a la elevada carga de trabajo, a la actividad que desarrolla en su planta de Albuixech (Valencia), Stadler sumará tareas de producción en la antigua fábrica de Nordex -fabricante de aerogeneradores que tiene como primer accionista a Acciona- en Vall d’Uixó (Castellón) y también en un terreno que le ha concedido Adif en Albacete como centro de ensayos y de producción industrial y tecnológico. 

La compañía dedicada a fabricación ferroviaria en Valencia tiene sus orígenes en 1897 en la metalúrgica más antigua de la Comunidad Valenciana (Talleres Devís), que después pasó a llamarse Construcciones Devís, dedicándose a tranvías y máquinas de vapor, pero en la Guerra Civil fue nacionalizada y gestionada por sindicatos. En 1947 se fusionó con la empresa catalana Material para Ferrocarril y Construcciones, dando lugar a un gran grupo industrial llamado Material y Construcciones S.A. (Macosa), y más tarde, se unió a EMD (perteneciente a General Motors) para desarrollar locomotoras diésel-eléctricas. En 1989, con la reconversión industrial de Felipe González y el interés de muchas compañías en el AVE, la francesa Alstom compró varias plantas y tomó el control de la compañía, pero en 2004 Alstom tuvo que pedir ayuda al Estado francés para evitar la quiebra y se vio obligada a vender activos, entre ellos la planta de Valencia. La compradora fue la alemana Vossloh, que años más tarde decidió prescindir de su unidad de servicios ferroviarios y abandonar esta industria, recibiendo interés por parte de una empresa china y también de la suiza Stadler, que finalmente compró la planta valenciana.