Hay consenso en todo el sector energético: encima, el decreto de Teresa Ribera es una chapuza. La vicepresidencia para el Cambio Climático le ha arreado un palo a las eléctricas pero de una forma vaga, por lo que estas se quejan de que no son capaces de computar el efecto. Además de extorsión acusan al Gobierno Sánchez de chapucero. 

Las eléctricas saldrán escaldadas, las gaseras y petroleras, también y si a eso le añaden el fondo de sostenibilidad del sistema, aprobado en el Parlamento en sus términos más duros, Repsol, Cepsa, Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP, están que se suben por las paredes.

Y es que, Europa, no sólo España, quiere ser la más ecologista del mundo. Es decir, la más idiota. Porque a todo lo anterior puede sumar este dato, que hace relación a los famosos derechos de emisión: China los valoras en ocho dólares por tonelada, Europa en 60 euros. Ahora comparen y concluyan cuál de las dos zonas del mundo resultará más competitiva. Norteamericanos y asiáticos se deben estar riendo de nosotros con sonoras carcajadas. Eso sí, suspirarán aún más que las autoridades europeas por un planeta limpio y por la sostenibilidad y el cambio climático.

En el entretanto, todas estas eran medidas para reducir el precio de la luz. Pero resulta que el precio de la luz en el mercado mayorista, causante de este desafuero, bate récords día a día. El miércoles 15 superaba los 180 euros/MWh, casi el triple de un año atrás. 

Y todo este despropósito incide en el mayor error en política energética del Gobierno Sánchez, que es cerrar las centrales nucleares. No es de extrañar la amenaza de las eléctricas de cerrar los siete reactores nucleares. Por ahora, insustituibles. Recuerden que la energía nuclear apenas contribuye al cambio climático. En este sentido es tan limpia como pueden serlo la eólica o la solar. Pero la ecología no es una cuestión científica sino ideológica. Y los progres abominan de la energía nuclear. La confunden con Hiroshima y Nagasaki.