El beneficio neto de Sacyr durante 2024 fue de 113 millones de euros, un 7,3% superior al obtenido el año anterior, al mismo tiempo que disparó un 53% el flujo de caja operativo de sus concesiones, hasta los 1.294 millones de euros, según figura en su cuenta de resultados. Tal como ha comunicado la compañía, el Ebitda del año pasado cayó un 10%, hasta los 1.352 millones de euros, y la facturación retrocedió un 0,8%, con 4.571 millones de euros.
Hemos hablado en Hispanidad sobre la jibarización de Sacyr, que se ha acelerado en los últimos trimestres -ha vendido Portugal, Aguas, Servicios…-. El Grupo ha pasado de constructora a concesionaria que tiene construcciones, que cada vez son menos. El problema de vender activos es que no se puede repetir la operación y supone, además, reducir el perímetro de la compañía.
Como parte de este plan, hace unos meses Sacyr llevaba a cabo su ampliación de capital lo que hizo que sus acciones se desplomaran, tras captar 222 millones de euros en la ampliación con el objetivo de promover el desarrollo de sus proyectos concesionales.
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Estos han sido los primeros resultados de Pedro Sigüenza Hernández como nuevo consejero delegado de la compañía, que no sustituyó a nadie, porque hasta entonces no había CEO. La noticia, en cualquier caso, tampoco fue una sorpresa porque el presidente ejecutivo, Manuel Manrique ya anunció en mayo de 2023 que en 2025 nombraría un CEO.
El primer accionista de Sacyr es la petrolera Disa, del empresario Demetrio Carceller, con un 14,59%; Goldmand Sachs Group (banco de inversión), con el 7,81%; José Manuel Loureda Mantiñán (uno de los fundadores de Sacyr y ex presidente de la compañía), con el 7,34%; Prilou (sociedad de Loureda Mantiñán) (7,2%); el Grupo Fuertes (conglomerado murciano propietario de El Pozo) el 6,458% del total; Nortia Capital (del empresario Manuel Lao, ex propietario de Cirsa) con el 5,11%); Beta Asociados (José del Pilar Moreno Carretero, constructor murciano que llegó a ser el mayor accionista de Sacyr en 2018) con el 5%; Rubric Capital (fondo estadounidense), con el 4,43%; y Dws Investment Gmbh (Deutsche Bank) con el 3,39%.
Pero la empresa la preside Manuel Manrique, aunque quienes tienen la sartén por el mango son Carceller y Loureda, con la jubilación de Manrique sobre la mesa -ya cuenta con 71 años-. La gran pregunta en Sacyr no es quién sucederá a Manrique, sino qué piensa hacer Demetrio Carceller. Efectivamente, tras la marcha de Luis del Rivero y el paso a un lado de José Manuel Loureda, los dos fundadores de Sacyr, así como la salida de Juan Abelló, el futuro de Sacyr está en manos de Carceller, el hombre de Damm.
La solución no es sencilla, principalmente porque la que fuera una de las grandes constructoras españolas, actualmente sólo tiene un activo: las concesiones. Ahora bien, su negocio histórico, construcción, es mediocre. Dicho de otra manera, si Carceller decide vender la empresa, encontrará comprador, por ejemplo fondos, para las concesiones, pero no para construcción. Tendría que trocearla, pero eso sería admitir de alguna manera el fracaso en el negocio que en su día hizo grande a Sacyr. Y a Carceller no le gusta fracasar.
La otra opción es seguir como hasta ahora... pero Manrique ya tiene 71 años y Sigüenza, siendo un buen ingeniero, no es empresario.