Ahora, en plena recta final del curso escolar y universitario, se podría decir que Ryanair ha sacado sobresaliente en no tratar bien al cliente, pese a ser líder en pasajeros. Y es que ha impedido volar a una joven española… y no llega a despedirse de su abuelo antes de morir.

Tras comprar un billete de Bruselas a Asturias por 285 euros, le exigen 60 euros más porque su mochila no entra horizontalmente en el medidor pero sí verticalmente. Le hace esperar para pagar dicho sobrecoste y ese tiempo desde la aerolínea low cost irlandesa se aprovecha para cerrar la puerta del avión, dejar a la joven en tierra y mentir al decir que no quería pagar esos 60 euros. A la tristeza por no poder despedirse de su abuelo se suma la indignación por el trato recibido y pide “una explicación, una disculpa y una compensación”.

Un trato que no es bueno y hasta resulta inhumano en unas dolorosas circunstancias para la joven española. No olviden que la aerolínea low cost irlandesa es líder en pasajeros… y hace unos meses presumía de llegar a más de 200 millones en un solo ejercicio. Y en el entretanto, la Unión Europea ha cedido ante el lobby de las aerolíneas al permitir que puedan cobrar por la maleta en cabina y fijar unas medidas concretas, así como menores indemnizaciones por retrasos.

Claro que lo sucedido a la citada joven no es el único ejemplo de cómo Ryanair no se caracteriza por tratar bien a los pasajeros, pese a tener el liderazgo. Ya anunció que cobrará 100 euros a los viajeros si pierden un vuelo por recolocarles en otro… y ahora ha fijado que multará con 500 euros a los viajeros que tengan mal comportamiento y sean expulsados del avión porque ya ha llevado a los tribunales algunos casos de pasajeros por malas conductas. Y por si esto no bastara, una de las penúltimas muestras de la ilimitada caradura de Ryanair se ha visto en el hecho de que prevé más retrasos en España… por la falta de controladores aéreos.