A estos tiempos de la crisis del coronavirus las empresas españolas no han llegado de la misma manera, por ejemplo, Duro Felguera, que arrastra una delicada situación financiera desde hace unos cuantos años. Y ahora afronta lo peor que le podía ocurrir: la banca acreedora le retira su confianza al CEO, José María Orihuela,… e indirectamente a Blas Herrero, que ha vuelto a aparecer en el escenario.

La empresa de ingeniería continúa al borde de la quiebra, pero ahora ha confirmado que el dueño de las emisoras de radio Kiss FM y Hit FM y del canal de televisión Dkiss se ha ofrecido a Alantra (su asesor financiero) como posible inversor. Es decir, que estudiará la posible entrada del empresario asturiano, algo que en otras ocasiones ni siquiera se planteaba.

Blas Herrero pretende ‘salvarla’ aportando sólo 8 millones de euros y que el Estado movilice 600 millones de dinero público a través de la Sociedad Estatatal de Participaciones Industriales (SEPI) y la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce). En concreto, este último plan se desglosa en: 200 millones de la SEPI, aunque en su petición formal Duro Felguera recogía 100 millones (la mitad de lo que se rumoreó en un principio); y que la Cesce asegure créditos por 100 millones al 70% y de nuevos avales por 300 millones al 80%.

El plan incluye 200 millones de la SEPI y 400 millones garantizados por la Cesce... Pero a la banca acreedora no le gusta, le sigue pareciendo mejor opción la llegada de un socio industrial que ponga 150 millones

Un plan que, por cierto, no gusta a la banca acreedora y en el caso de que Duro Felguera lograra que le dieran tanto dinero público, seguiría teniendo dudas y pensándoselo a la hora de dar nuevas líneas de crédito. Y es que sigue considerando que la mejor opción es que llegara un socio industrial que se hiciera cargo de la ingeniería asturiana y pusiera 150 millones encima de la mesa. No podemos olvidar que una empresa de ingeniería logra un contrato, pero si no obtiene financiación, no puede hacer la obra. 

Y en todo esta historia también hay un trasfondo que no se puede obviar: la banca acreedora puede intentar salvar a una empresa, pero necesita que las cuentas salgan y creer en el ‘management’. De hecho, su posición en otras empresas quebradas (como Abengoa o Pescanova) ha sido bien distinta por esta última razón. Ahora le ha retirado su confianza a Orihuela y nunca se ha fiado de Herrero, además cosas que han sucedido en los últimos meses tampoco han ayudado.

A mediados de julio, cesó a Javier García Laza, CEO adjunto, por pérdida de confianza y para reducir costes, y a Alfonso Gordon, director de recursos humanos, porque los dos estaban entre los cinco miembros del comité de dirección (integrado por ocho personas) que en una carta se mostraron críticos con la gestión de Orihuela y denunciaron que se hubiera realizado una investigación interna y requisado el ordenador a los principales directivos, así como su teléfono móvil (un informe forensic que no es la primera vez que hace el grupo y que se encargó a Deloitte). Tras estos dos ceses, el comité de empresa escribió una carta al Consejo de Administración, en la que llegaba a pedir la dimisión de Orihuela. Y por cierto, Gordon ocupa el cargo de director general de Personas del Grupo Nueva Pescanova desde el pasado 18 de septiembre. 

Por último, el pasado viernes, en una entrevista telemática con La Nueva España que fue recogida por Europa Press, Orihuela ha señalado que espera “cuanto antes” la respuesta a la petición del rescate, un paso que considera clave para generar estabilidad y no seguir perdiendo contratos. No contempla que su solicitud de ayuda (30 millones como capital y 70 como préstamo participativo) se les niegue. “No contemplamos que se llegue a esa situación, porque cumplimos todos los requisitos”, ha añadido. Y ojo, lo hace a días de la junta general de accionistas que se celebrará el día 29 de forma telemática.