
No se pierdan la nota de la oficina de prensa vaticana, retorcida como una voluta, sobre el relevo episcopal en la prefectura china de Xinxiang, provincia de Henan.
Está en español pero aún así necesita traducción: que Roma ha aceptado a un nuevo obispo formado por los comunistas, de nombre Francesco Li Jianlin, como obispo, tras haber conseguido que los chinos acepten que el saliente jefe de la prefectura apostólica, Giuseppe Zhang Weizhu, sea aceptado civilmente y el Partido comunista chino no se ensañe con él. Los chinos no es que sólo hayan depuesto a un hombre fiel a la Iglesia, es que, encima, pretendían encarcelarlo pasado mañana.
A cambio, ya tienen a otro que, en principio, se preocupará más por llevarse bien con el Partido que con el Cuerpo Místico de Cristo.
Vivimos tiempos de martirio? ¡Qué le vamos a hacer! Pero encima que no lo llamen acuerdo. Ni tan siquiera provisional
Y le dicen Acuerdo Provisional... lo cual es muy cierto porque lleva de provisional desde 2018. Dede entonces, el peor tirano del planeta (difícil concurso pero el comunista Xi Jinping continúa a la cabeza), otro cristófobo, se dedica no a disolver su estúpida Iglesia Patriótica china, un apéndice clerical del Partido Comunista, sino a nombrar obispos fieles a su persona... mientras continúa, siete años después, persiguiendo a los sacerdotes fieles a Roma.
¿Merecía la pena este acuerdo con China, renovado por Francisco hasta el día de hoy? ¿En serio?
Así, seguimos teniendo en China un clero oficial pervertido, y un clero fiel al Vaticano que es perseguido, antes igual que ahora. Antes, la Iglesia china era Iglesia mártir, semilla de cristianos: ahora hemos conseguido que siga siendo mártir y, además, buena parte de la jerarquía episcopal, traidora.
A lo mejor es el momento de romper con la más perversa dictadura del mundo actual y con el mayor enemigo de la libertad del siglo XXI: el miserable de Xi Jinping.









