En esta crónica semanal sobre Hispanoamérica, recogemos noticias destacadas acaecidas en la región compuesta por países hermanados en la Hispanidad (que tienen en común su fe cristiana, su cultura y su lengua y cuya patrona es la Virgen del Pilar) y tratando de defender los principios no negociables  --vida, familia, libertad de enseñanza, bien común y libertad religiosa--  establecidos por el Papa Benedicto XVI para una acción política basada en el humanismo cristiano. 

Comenzamos esta semana en Cuba, país que sufre las consecuencias del comunismo, que lleva más de 60 años tiranizando la isla y sumiendo a los ciudadanos en la miseria, la pobreza, la represión y el terror. Primero se vio con los hermanos Castro (Fidel y Raúl) y desde hace unos años, también bajo la presidencia de Miguel Díaz-Canel.

En ese contexto, esta semana se ha sabido que un sobrino de los Castro, de nombre Óscar Pérez-Oliva Fraga (54 años) ha sido nombrado por Díaz-Canel como viceprimer ministro.

No es difícil ver en este nombramiento el deseo de la dictadura comunista cubana de perpetuarse en el poder por medio de una saga familiar. Lo malo para los cubanos es que, mientras en la isla no exista una democracia la pobreza, la miseria ay el terror comunista seguirán perpetuándose...

Nuestro siguiente destino es Venezuela, donde, como es bien sabido, los venezolanos vienen padeciendo una cruel dictadura socialista-comunista desde 1999, año en que llegó al poder Hugo Chávez, y hasta la actualidad, con su sucesor, Nicolás Maduro, que cometió un pucherazo electoral el 28 de julio de 2024 para perpetuarse en el poder, pese a haber perdido las elecciones ante el candidato opositor Edmundo González Urrutia, tal y como demostró la oposición en esta página web. 

En estos 26 años, Venezuela ha sufrido un proceso de deterioro en todos los ámbitos, por supuesto en el político -con esa cruel dictadura que pisotea los derechos humanos-, pero también en el ámbito social y económico, lo que ha provocado que muchos venezolanos hayan huido del país. 

Esta semana, agentes de la dictadura chavista requisaron el pasaporte del cardenal Baltazar Porras, cuando se disponía a viajar rumbo a España a través de Bogotá (Colombia).

Cabe recordar que el también arzobispo emérito de Caracas, el pasado octubre, en torno a la canonización de los primeros santos venezolanos, realizó unas declaraciones denunciando la precaria situación del país y pidiendo libertad política y la liberación de presos políticos e ideológicos. 

El cardenal Porras iba a participar en un acto de la Orden de San Lázaro, en Toledo (España). Pero “funcionarios de la policía de inmigración retuvieron injustificadamente a Su Eminencia el Cardenal Porras y al Gran Prior con su esposa. Se procedió a la confiscación y anulación del pasaporte venezolano del Cardenal, impidiéndole abordar el vuelo pautado hacia Bogotá, con conexión a Madrid”, explicó la Orden en un comunicado.

“Aún cuando Su Eminencia presentó su pasaporte del Estado Vaticano, emitido en virtud de su dignidad cardenalicia y con las prerrogativas diplomáticas que le corresponden como Príncipe de la Iglesia Católica, se le negó el embarque. El Cardenal fue sometido a un trato humillante, incluyendo requisa de sus efectos personales y vestimenta, con la utilización de perros antidrogas, mientras su equipaje fue removido del avión”, añade el documento. La Orden ha instado al Vaticano a que exija “la restitución inmediata de los documentos confiscados y la garantía de libre tránsito internacional para Su Eminencia, conforme a las normas internacionales vigentes”.

Por su parte, el cardenal Porras, en otro comunicado dirigido a los obispos de Venezuela, señaló: “Estamos en tiempos navideños. La fuerza está en la debilidad del pesebre, en la fragilidad de la verdad que se construye en paz, sin violencias y sin abusos. La esperanza pasa por el trabajo continuo por el bien de todos, principalmente de los excluidos”. 

Nos ocupamos ahora de otra dictadura, la nicaragüense de Daniel Ortega, padecida por los nicaragüenses desde que este se hiciese con el poder, en enero de 2007 (aunque anteriormente presidió un mandato presidencial entre 1985 y 1990).

El sandinista, lejos de apaciguarse con los años, se ha vuelto cada vez más dictador. Y ha endurecido la represión, sobre todo tras las protestas ciudadanas de 2018. Y una de las instituciones que persigue con más saña es la Iglesia católica, pues ésta fue una de las que más alzó voz contra esa represión y Ortega sabe perfectamente que predica libertad y dignidad humanas, ambas pisoteadas por él.

Uno de los perseguidos por Ortega fue el obispo Silvio Báez, que tuvo que exiliarse en 2019 tras criticar al régimen. Desde EEUU, donde vive ahora, pronunció una homilía en la que afirmó: “Necesitamos voces que defiendan a los más pobres, que denuncien a los tiranos y a los corruptos, que preparen el camino del Señor. Necesitamos estas voces”, recoge Aciprensa

Y añadió que hacen falta “voces como la de Juan, que proclamen el respeto a la dignidad humana, la libertad de expresión, la preferencia de Dios por los más pobres, la honestidad en la vida pública, que nos inviten a todos a vernos por dentro y a reconocer nuestros pecados”.