Decíamos que en Naturgy, el negocio va bien, pero la cotización se ve atada de pies y manos (de hecho, acumula una caída del 26% en lo que va de año). Y esto es algo que no acaba de gustar a los fondos de inversión que están presentes en su accionariado, por eso ahora presionan al presidente y CEO, el ingeniero industrial Francisco Reynés, ya no para la fisión de la energética en dos ni para el nombramiento de un primer ejecutivo, sino para la venta de activos.

En 2023, Naturgy tuvo buenos resultados, destacando la cifra relevante e “histórica” de inversiones de 2.944 millones de euros (+53%), que la deuda financiera neta se haya mantenido bastante estable situándose en 12.090 millones y que su ratio sobre resultado bruto de explotación (ebitda) haya descendido a 2,2 veces por mayor ebitda (5.475 millones, un 10,5% más). Estas cifras reflejan una buena gestión y más si se comparan con las de 2021, cuando las inversiones ascendieron a 1.562 millones y la deuda era de 12.831 millones, lo que suponía un ratio de 3,6 veces ebitda. Ante este contexto, que incluye el reparto de jugosos dividendos (1.441 millones solo en 2023, por ejemplo), están satisfechos, principalmente: el fondo británico CVC que lidera en España Javier de Jaime y es dueño del 20,7% de la energética a través de la sociedad Rioja -compartida con Corporación Financiera Alba, es decir, con la familia March-; el estadounidense GIP, que tenía el 20,6% y recientemente ha sido comprado por el estadounidense BlackRock -que ya poseía un 0,92% de la energética-, llegando así al 21,52% del capital; y el australiano IFM (15,01%).

Estos tres fondos suman el 56,3% del capital y tienen diferencias de pareceres tanto entre ellos como con el primer accionista, CriteriaCaixa (dueña del 26,7% del capital). Eso sí, todos coinciden en estar satisfechos con la gestión de Reynés, sobre todo, en su apuesta por inversiones rentables, recorte de costes y reducción de deuda.

Las diferencias de pareceres se traducen en que el peligro corporativo continua y en esto la caída de la cotización influye bastante. Es cierto que los fondos ya no presionan para que se lleva a cabo la fisión de la compañía (el denominado ‘proyecto Géminis’, que se presentó el 10 de febrero de 2022, 14 días antes de que estallara la guerra de Ucrania), la cual Reynés defiende que sigue teniendo “todo el sentido estratégico, pero no se dan las condiciones de mercado” para realizarla. E incluso el nombramiento de un consejero delegado que tanto pedía CVC ha pasado a ser una cuestión que no urge, por ahora, aunque no se ve mal… eso sí, los fondos ya rechazaron la candidatura de Ignacio Gutiérrez-Orrantia el pasado verano porque no quieren que lo nombre CriteriaCaixa, sino que sea uno propuesto por ellos.

Ahora CVC, GIP-BlackRock e IFM presionan para la venta de activos, semanas después de que en la rueda de prensa de presentación de resultados, Reynés se negara a hablar de desinversiones, por ejemplo en Australia, respondiendo: “No comento rumores”. Recuerden que la venta de activos es un movimiento que suelen hacer los propietarios porque les favorece y les sirve para hacer caja, pero en el caso de los ejecutivos les supone perder poder. CVC es partidario de las desinversiones un día sí y otro no, GIP sí apuesta por estas pues llevaba tiempo queriendo vender su participación y hacer caja (y lo está haciendo al ser comprado en su totalidad por BlackRock) e IFM parece que ahora está más calmado y ha parado la compra de acciones porque le resultaba caro; mientras CriteriaCaixa se niega.