De momento, sólo Asisa y SegurCaixa Adeslas -las dos ya estuvieron en el concierto anterior- han dicho que acudirán al concurso para prestar asistencia sanitaria privada a los funcionarios acogidos al modelo mutualista de Muface. “Ya sabemos que dos grandes, Asisa y Adeslas, han concurrido. Por lo tanto, parece razonable afirmar que el problema está resuelto”, señaló Óscar López, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, este martes, durante un encuentro con periodistas en el MWC de Barcelona.

El plazo para presentarse finaliza este martes a media noche y, aunque las principales compañías -Mapfre, AXA y DKV- han asegurado que no concurrirán, todavía es posible, aunque poco probable, alguna incorporación de última hora.

La continuidad de Muface era una cuestión de voluntad por parte del Gobierno que, finalmente y en contra de la opinión de la ministra de Sanidad, Mónica García, elevó la oferta económica hasta los 4.808 millones de euros para tres años, 330,5 millones más que la anterior oferta fallida. La prima ha pasado del 17% de la oferta inicial hasta el 41,2% -el tercer año- de la actual oferta, pasando por el 33,5% que también dejaba al modelo herido de muerte.

Lo grave de todo esto es lo que no se ve: los miles de mutualistas -hasta un millón y medio son suscriptores de Muface- que han estado en vilo durante estos meses de incertidumbre, algunos de ellos con tratamientos de enfermedades graves. Y la culpa no ha sido de las aseguradoras, que veían finalizado su contrato, sino del Gobierno, que ha coqueteado con la desaparición del modelo aun a sabiendas del impacto negativo que iba a provocar en los afectados.

Si era una cuestión de dinero, ¿por qué no ofrecer la prima del 41,2% desde el primer momento? La crisis sobre la continuidad de Muface nos lleva a pensar que el Gobierno Sánchez, además de ruin, es incompetente.