La cifra, 18.000 empleos menos, puede parecer muy elevada, y lo es, pero no descarten que se supere a lo largo del ejercicio. Y es que, si algo ha logrado la pandemia es acelerar los procesos de reestructuración de las entidades que buscan desesperadamente rentabilizar un negocio que el BCE se empeña en castigar con tipos de interés negativos. Y todo porque hay que facilitar que los gobiernos se endeuden para que, supuestamente, contrarresten la crisis económica provocada por ellos mismos. Pero esa es otra historia.

Vayamos al lío. Gonzalo Gortázar y José Ignacio Goirigolzarri no quisieron adelantar cifras el viernes, durante la presentación de la nueva Caixabank, pero el ajuste se presenta duro y podría suponer la salida de unos 7.000 empleados, según Cinco Días. Alguno pensará que no son muchos si tenemos en cuenta que la entidad cuenta con casi 50.000 trabajadores, casi 20.000 más que el BBVA, el segundo banco más ‘poblado’. En cualquier caso, el ajuste no será traumático y primará la “voluntariedad” y la “meritocracia” por encima de la edad, según Gortázar. La negociación con los sindicatos comenzará después de Semana Santa para que el acuerdo quede sellado antes del verano.

 El actual presidente del BBVA aseguró en 2016 que el banco podía funcionar con 1.000 oficinas. Ahora tiene unas 2.800

Un ajuste parecido -o incluso superior- podría afrontar, precisamente, el BBVA. El pistoletazo de salida lo dio Onur Genç durante la presentación de resultados anuales, algo que no gustó a los sindicatos. El ajuste será rápido -durante el primer semestre del año- y, aunque no han trascendido cifras oficiales, podría afectar a unos 2.500 o 3.000 empleados, como adelantó Hispanidad. El ambiente en la red, mientras tanto, se ha vuelto irrespirable. Fue el actual presidente del banco, Carlos Torres, quien aseguró en 2016 que la entidad podía funcionar con 1.000 oficinas. A día de hoy tiene unas 2.800.

La otra fusión actualmente en marcha (Unicaja-Liberbank) también tendrá consecuencias. El plan no está aún concretado, pero en la primera tentativa de fusión se habló de unas 2.500 salidas. Efectivamente, el contexto ha cambiado bastante desde entonces: ambas entidades han mejorado, pero la economía ha hecho justo lo contrario.

Luego están los ajustes ya cerrados: las 3.500 salidas del Santander, los 1.800 del Sabadell y los 750 de Ibercaja. Eso sí, se trata, en todos los casos, de medidas no traumáticas: prejubilaciones y bajas incentivadas, principalmente.

Hay un aspecto, sin embargo, que marca la diferencia: los ajustes que se plantean a partir de ahora también incluyen los servicios centrales. Y es que si algo ha demostrado el teletrabajo es que los bancos pueden funcionar a distancia. Y esa distancia ha servido, en muchas ocasiones, como filtro para separar a los trabajadores eficientes de los que no lo son tanto.