
Las editoriales se han convertido en la plataforma predilecta para que las figuras públicas del Estado transformen el silencio de su mandato en confesiones rentables, publicadas bajo el formato de memorias. Funcionan como una planta fabril de reciclaje de legados, ofreciendo a los líderes relevantes la oportunidad de narrar su historia y monetizar sus años de silencio a través de una supuesta obra reveladora, íntima y genuina. Pero no crean, no lo hacen por hacer caja sino es su particular penúltimo servicio a la patria.
Porque en España ya viene de abolengo histórico. Hay toda una tendencia a los silencios, a no ser transparente ni dar la cara en el ejercicio de un mandato público, ocultando gran cantidad de actuaciones y decisiones detrás de hechos oscuros, pero llega un día que los protagonistas dan el salto a escribir un libro transparente de confesión. Muchas de estas obras publicadas por parte de celebridades públicas, sobre todo de figuras políticas, en forma de Memorias, sirven como herramienta de redención de pecados, justificación, ajuste de cuentas o, en menor medida, revelación de un silencio pasado que blinda su legado. ¿Recuerdan aquel dicho Un libro ayuda a triunfar?
Son los casos más recientes del Rey emérito, Juan Carlos, pero también de su yerno, Iñaki Urdangarín y otros tantos que anuncian en breve lanzamiento o estrenan sus novedades editoriales. Un libro de memorias en frecuentes casos no es solo un recuerdo personal, sino una salida recurrente y un esfuerzo intelectual a sueldo para resarcir el regusto dejado al final de un mandato. En otros se aprovecha como aparejo extensivo de la política que es el más frecuente recurso.
Por eso es fácil suponer que muy probablemente también veamos otro lanzamiento editorial cuando deje el cargo el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, pero no para desvelar lo que niega explicar en público, sino para enterrar tantos y tantos secretos de mando que oculta, como: la cesión del Sahara español a Marruecos, el rescate de Air Europa, el de Plus Ultra sin aviones, las maletas de Delcy en Barajas, los chanchullos de su esposa Begoña Gómez, las grabaciones en las saunas, ciertos acuerdos con las fuerzas de investidura, la “compra” de la presidencia de la IS (Internacional Socialista), así como todos aquellos convolutos que rodean los escándalos de corrupción del resto de su familia, el partido, el gobierno y las instituciones públicas que maneja.
Ya lo hizo en el 2019 con la publicación de su Manual de Resistencia dando a conocer que se resiste a dejar el poder por mucho que los escándalos le arrinconen, porque siempre está la respuesta: “Y tú más” (de tiempos de Zapatero) o “mejor eso a que gobierne la derecha”.
Los años de gobierno han pasado y acumulado suficiente literatura para rellenar páginas enteras en su preciso momento. Ya sabemos que Sánchez se hizo famoso por otro libro, su tesis doctoral plagiada, un tomo codiciado pero oculto en el mundo académico, que cuando se levante la censura traerá más cola. No hay que descartar por eso que sus futuras Memorias tampoco las escriba él, sino un escritor/a frustrado y anónimo a sueldo.
Ejemplos de otros estrenos editoriales a cargo de ilustres celebridades de la vida pública con sus respectivos “negros” los tenemos de todos los gustos: Alfonso Guerra (Una página difícil de arrancar del 2014), el vicepresidente de Felipe González; Jose María Aznar con sus Memorias I (2012) y El compromiso del poder (2013); Mariano Rajoy con Una España mejor (2018) o Jose Luis Rodriguez Zapatero con La solución pacífica (2025).
En muchos casos, los personajes políticos que deciden airear confesiones ocultas a través de un libro de Memorias cumplen un patrón previo: silencian respuestas, desvían la atención y evitan a la prensa mientras ejercen el cargo público. Cuando se ven obligados a comparecer, incluso en comisiones parlamentarias de investigación, se salen por la tangente o intimidan para que se desista de las cuestiones incómodas. Como ilustró el ya deshonorable presidente de la Generalidad Catalana, Jordi Pujol, recurren a la locución proverbial: “eso no toca”.
Raro que este catalán confesara una herencia sin declarar de sus antepasados en Andorra por el que está siendo ahora juzgado 11 años después de abrirse la causa, y no a través de un nuevo libro autobiográfico. Pujol a lo largo de sus carrera ha publicado 3 volúmenes de memorias que explica su trayectoria antes, durante y el final de su etapa tras los pactos alcanzados con Felipe González y Jose María Aznar. En ninguno de ellos apenas ha profundizado en el mayor escándalo vivido en la Comunidad Catalana como fue el caso de Banca Catalana, más allá de justificar su actuación y, sobre todo, para reforzar la narrativa de un "ataque contra Cataluña". En ningún momento como una justificación de un supuesto enriquecimiento ilícito o una mala praxis.
SE VENDEN EJEMPLARES PERO NO SE LEEN
Para las figuras públicas y políticas de primer rango, publicar unas memorias, una crónica del pasado o cualquier título autobiográfico, se ha convertido en casi un acto reflejo para hacer caja. La obra sirve como tardía comunión con una supuesta realidad subjetiva, la historia y la democracia, justo lo que evitaron o entorpecieron activamente durante el ejercicio de su mandato.
Sin embargo, no sabemos a quién realmente interesan tantas memorias “póstumas”, salvo a politólogos, ciertos historiadores y medios de comunicación para reforzar el relato determinado de una fugaz actualidad. Que se sepa solo aportan subjetividades para justificar una actuación determinada. En rarísimas ocasiones hay autocríticas de decisiones o falta de decisiones que afectaron negativamente a España. Pero ahí están las editoriales actuando como con algunos premios literarios, haciendo su agosto precipitado con las ventas de esos ejemplares que al final no se leen y, llega incluso un día que estorban en la estantería de casa.
En ocasiones, estas publicaciones suelen generar debate sobre si realmente desvelan secretos de Estado, dado que existen límites legales sobre la divulgación de información clasificada (Ley de Secretos Oficiales).
Los autores de tantas líneas en papel son en el fondo seres que concurren en los lineales y escaparates con otras memorias similares de personajes de la prensa amarilla que presumen de notoriedad en la audiencia pública. Pero mientras las celebridades de salsa rosa son más abiertas, los políticos, incluso en sus 'confesiones' editoriales, rara vez se atreven a revelar lo auténticamente secreto.
Hay aberraciones de la tiranía política como la empleada por Franco en sus tiempos de la dictadura o por Pedro Sánchez de recurrir a “secretos de Estado” para ocultar ciertos abusos, como los usos del Falcon, los desplazamientos de su enamorada señora a punto de no conocerla tampoco Begoña, la colaboración encubierta con el régimen venezolando de Maduro y miles de partidas económicas ocultas al juicio público por muchos censores jurados de cuenta, ley de transparencia, interpelaciones parlamentarias, sesiones de control y tribunales de cuentas que exijan su revelación.
Muchas de estas obras publicadas por parte de celebridades públicas, sobre todo de figuras políticas, en forma de Memorias, sirven como herramienta de redención de pecados, justificación, ajuste de cuentas o, en menor medida, revelación de un silencio pasado que blinda su legado
Pese al éxito aparente de ventas de unas Memorias al convertirse en una excelente operación comercial y de imagen que suelen generar grandes beneficios económicos y mediáticos (portadas, debates, promoción indirecta) para el autor y la editorial, la verdad escondida es bien otra. Cuentan gente del sector que el índice de lectura para esta clase de libros de no ficción suele ser significativamente más bajo que las cifras de ventas. Es frecuente el hábito que el lector lea la introducción, los capítulos clave que abordan los escándalos mediáticos y las conclusiones, dejando de lado el resto del texto con indiferencia.
En el caso del Rey Juan Carlos I y su estreno editorial de estos días Reconciliación –cuyo reinado que se ha caracterizado por dar más entrevistas fuera que dentro de España antes, durante y después de su mandato– pretende compensar tanto silencio consentido en su reinado con un best-seller.
Hay fuentes que calculan que aparte de su suculento anticipo por parte de la editorial francesa se le suma las traducciones que pueden suponer entre 100.000 y 500.000 dólares adicionales por mercado. Habiendo sido el Rey de España un monarca pobre, no se podía esperar otra cosa que grandes sumas de dinero.
Lástima que en la Casa Real no se aplique un mayor ejercicio de transparencia en plena era de la democracia digital antes de recurrir un día futuro a publicar nuevas memorias. Podrían ahorrárselo y ser mucho más transparentes en su etapa de reinado. Porque luego llegarán los arrepentimientos. Por cierto, lo mismo se puede decir de otras muchas entidades públicas de alto rango tan proclives al ocultismo como en el franquismo e impropias en democracia.
Por suerte Iñaki Urdangarín, a diferencia de el ex-presidente francés encarcelado Nicolás Sarkozy (estrena estos días Diario de un prisionero), prevé lanzar en febrero sus memorias Todo lo vivido, con expectación de si dará desahogo a unos cuantos secretos de Zarzuela tras su paso por prisión. La expectación también vende.
Pedro Sánchez admitió con las ventas de su Manual de Resistencia de más de 100.000 ejemplares (no escrito por él sino por un “negro” del PSOE, Irene Lozano) que solo reportaron por derechos de autor unos 16.666 euros declarados y donados altruistamente (¿a entidades próximas del PSOE?). Otras fuentes cifran esta suma en 42.000 €. Como observamos transparencia total.
Con tantas cuestiones pendientes de aclarar durante su controvertida legislatura en España, la tentación verá la luz algún día en tapa dura con una descripción de la realidad como casi siempre sesgada que seguro blindará su nefasto legado.
Pese a todo no hay obra más efímera que una de esas memorias de una acusada marca personal. Tan pronto la ola llega a la orilla, la cruda realidad se impone, la prensa deja de hablar del pasado del personaje y asume un nuevo escándalo tapando la frugalidad de las librerías. Al menos habrá servido para un fin oculto: amar, elogiar, criticar y resarcirse de sus rivales. Casi todo se intuye pero hay un potente sector editorial que se vuelca en el exhibidor juego político para hacer caja. Al menos actúan movidos por el “todo por la patria”.











