Wayne Griffiths es un ejecutivo automovilístico británico (y que desde hace unos meses también tiene nacionalidad alemana) que habla cada vez más claro. Ahora, en una entrevista en Expansión, ha advertido sobre otro reto de los coches eléctricos: sus márgenes, porque los costes, especialmente los de las baterías, son más altos y cree que seguirán así hasta que se empiecen a rebajar gracias a las economías de escala.

El presidente de Seat, la filial española del grupo Volkswagen, ha vuelto a defender la convivencia de las dos marcas -Seat y la premium Cupra- dentro de la compañía, porque ambas son rentables y tienen carteras de pedidos “históricas”. Eso sí, Cupra, al estar en el segmento premium “es más rentable”, algo que ha contribuido en la vuelta a beneficio de Seat tanto en 2022 como en el primer trimestre de este año. Además, el modelo Cupra Formentor, que se fabrica en la planta de Martorell, es el que aporta mayor rentabilidad y el más vendido. 

Griffiths ha destacado la elevada demanda de modelos de Seat, como el Ibiza, el Arona o el León, que tienen “un gran futuro por delante” porque se podrán seguir vendiendo coches de combustión “hasta por lo menos 2035”, y al mismo tiempo, han apostado por híbridos enchufables y eléctricos. Sin embargo, ha advertido que si la Euro 7 (norma que incluye el veto de la UE a los coches de combustión, salvo los que usen combustibles sintéticos), “se pone en marcha tal cual no solo habrá que parar producción, sino que también cerrarán fábricas”, por lo que pide a los Estados miembros -incluyendo España- que “apoyen una Euro 7 razonable en términos y fechas”.

Recuerden que Griffiths también ocupa la presidencia de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) desde enero de 2022 y ha pedido más ayudas en Europa ante la competencia de EEUU y China. Hace un mes, ya avisó que España está a la cola de Europa en coche eléctrico y exigió ayudas a la compra directas... y menos burocracia. Quizá puede ser bueno que nuestro país imite la iniciativa que ha puesto en marcha Emmanuel Macron de ayudar a la compra de coches eléctricos, pero sólo fabricados en Francia