La gran banca privada se está mudando allá donde hay más posibilidades y está abandonando los mercados menos rentables y, sobre todo, menos prometedores para el nuevo modelo de negocio. Si antes les bastaba con 1.000 ricos de 10 millones cada uno, ahora buscan 10 ricos de 1.000 millones. Si no, no merece la pena.

Por eso, los grandes bancos de fortunas se están marchando de los mercados como el español, para centrar sus esfuerzos en otras plazas más atractivas de Europa y Asia.

Pero donde unos se marchan otros ven una oportunidad. Es el caso de Singular Bank, que lidera el ex consejero delegado del Santander, Javier Marín, con el apoyo del fondo Warburg Pincus, que compró el año pasado el negocio del suizo UBS en España.

Lo cierto es que no está siendo fácil para Marín, y no solo por el reto que supone mantener a los banqueros de la entidad comprada, sino por sacar adelante el negocio y dar beneficios por primera vez. En 2021 tampoco fue posible y Singular perdió 15 millones de euros, según la cuenta de pérdidas y ganancias individual pública, publicada por el Banco de España, prácticamente el mismo resultado del año anterior, cuando perdió 15,1 millones.

A Marín le va a costar presentar números verdes con Singular. El margen de intereses creció hasta 1,6 millones, frente a los 239.000 euros de pérdidas de 2020, pero las comisiones bajaron en 2021 hasta 13,9 millones, frente a los 14,2 millones del ejercicio anterior. Y el negocio de la banca de fortunas está en las comisiones.