Mikhail Fridman sigue adelante con su plan para el control total del DIA, mientras el actual consejero delegado, Borja de la Cierva, se resiste como si no fuera con él. Es el mismo papel que juega, sin más protagonismo, el resto del Consejo de Administración, lo cual sorprende, ojo, cuando el desenlace para los accionistas puede ser más demoledor de lo que ha sido hasta ahora.

El propósito del magnate ruso, de hecho, es inundar de acciones la cadena DIA, lo que diluirá todavía más el valor de los títulos. Paradójicamente, lo más palpable de la semana ha sido el desplome de un 20% en la cotización en bolsa, que ha coincidido con el road show de Borja de la Cierva por Nueva York y Londres para defender el plan estratégico.

La cotización se ha desplomado un 20% mientras Borja de la Cierva se ha ido de ‘road show’ a Nueva York y Londres

LetterOne, más en concreto, prepara incorporar al orden del día de la próxima Junta de Accionistas no sólo la ampliación de capital de 500 millones, como consta en el anuncio previo de la OPA a la CNMV, sino incluir otro punto para cortar la hemorragia en el grupo, y que consistiría en un préstamo convertible en acciones de 400 aproximadamente, según fuentes consultadas por Hispanidad, que asumiría el propio Fridman, el único dispuesto a poner dinero. El canje estaría referenciado al valor de la acción en un periodo que determinaría el Consejo de Administración.

La finalidad de las dos operaciones sería la misma: cubrir las necesidades de capital para evitar la quiebra, despejar el problemón de la deuda financiera, ahora en algo más de 1.600 millones, y afrontar los próximos vencimientos (como los bonos de julio, de 300 millones).  De ese modo, rebajaría el ratio de deuda a dos veces el Ebitda, unos 700 millones.

El ‘rating’ de deuda de DIA tiene el mismo perfil de riesgo que el de la República del Congo

Esa opción no sólo despejaría el riesgo de cobro de la banca acreedora, sin incluir quita, sino que concretaría el objetivo último del magnate ruso para quedarse con una empresa saneada. Otra cosa es el acuerdo con las entidades financieras, una de las condiciones de la OPA, en los aplazamientos de pagos o los intereses que aplica. La otra es que la OPA la acepten al menos un 50% de las acciones, para lo que le basta un respaldo del 35,5% del total.

No puede negociar mucho más con la banca, básicamente, porque el rating de deuda de DIA tiene el mismo perfil de riesgo que el de la República del Congo (Caa2, en concreto, que implica un coste financiero mínimo del 13%). A eso se añade una cuestión no menor, los sustos en formas de trampas contables que ha escondido una sociedad que ahora necesita urgentemente dinero para evitar su caída en el precipicio. Y por último, los bancos no quieren perder a un cliente, del mismo modo que Fridman quiere seguir con ellos.

La ampliación de capital multiplicará 9 veces los títulos en circulación, con un desolador efecto dilutivo

La mayor parte de lo puede pasar en DIA está trazado en el anuncio previo de la oferta voluntaria a 0,67 euros por título, pendiente únicamente de la presentación formal ante el regulador. Y esa OPA corre en paralelo a la ausencia de ofertas competidoras o caballeros blancos.

Sorprende por ello que se aliente interesadamente "una batalla" entre accionistas desde un grupo sindicado que agrupa el 3% de los títulos, con Naturinvest (de los Bountoux, vinculados a Carrefour) y Pedro Gómez-Pablos dentro. Lo que puede hacer un 3% frente al 29% son piruetas, no fuegos artificiales.

Y sorprende también que se hable de un posible interés de Carrefour o Lidl, que confunde a los actuales accionistas y choca con un imponderable: tendrían que elevar un 10% la oferta -y no están, sobre todo el primero (en pérdidas), para tirar cohetes, financieramente hablando-, y enfrentarse a LetterOne, dueño de un tercio de los títulos, con todos los inconvenientes que eso supone en la gestión de la sociedad.

Y a esa operación, se añadiría otra: un préstamo convertible en acciones de unos 400 millones, que suscribiría Fridman

No hay que olvidar, en fin, que todos los los grupos del sector están en fase de repliegue tras años de expansión, no sólo Carrefour, Lidl o Sonae. Es decir, están por el cierre de puntos de venta, para mejorar sus márgenes, no por ampliarlos.

La realidad, a día de hoy, en cambio, es que el único interesado es Fridman, que además ha dejado claro que no quiere irse, sino rentabilizar su inversión. Es ahí donde encajan tanto la ampliación de capital tras la OPA como el préstamo convertible, con el consiguiente efecto dilutivo para los accionistas. Ojo, y con la máxima que maneja el magnate ruso: quiere lo máximo de DIA con el menor coste. Tras la OPA, lo primero puede superar holgadamente el 60%.

No hay ni se esperan ofertas competidoras o ‘caballero blanco’, lo que puede dejar a una ratonera a los accionistas

Respecto a la ampliación de capital de 500 millones se haría a un precio próximo a 0,10 euros, como avisa el folleto, que es el valor nominal de las acciones, debido al patrimonio negativo del grupo. Ahora bien, si a eso añadimos el préstamo convertible suscrito por Fridman el impacto en términos de dilución sería más demoledor aún para los accionistas que permanezcan pillados en el capital.

El número de acciones se multiplicaría con 9 con la ampliación de capital, si el precio de emisión es de 0,10 euros (8 nuevas por cada 1 antigua). El mismo efecto, en fin, que el préstamo convertible, que elevaría mucho más los títulos en circulación.