EEUU se ha convertido en el gran beneficiado de la guerra en Ucrania, sobre todo, en materia energética. Y es que no sólo ha logrado enviar más gas natural licuado (GNL) a Europa, sino que también se ha consolidado como primer suministrador de gas a España, relegando a Argelia al segundo puesto, y esto no es baladí, teniendo en cuenta que el país africano ha suspendido el Tratado de Amistad con el nuestro por culpa de Pedro Sánchez y su cobardía ante Marruecos. ¿Podría ser Argelia la tumba de Sánchez? Veremos.

Hasta mayo, EEUU ha aportado el 35,4% del total de suministro de gas a nuestro país, según el boletín estadístico que publica cada mes Enagás, gestora del sistema gasista español y compañía transportista de gas, como se puede ver concretamente en su página 10. Argelia se ha colocado en el segundo puesto, con el 25,3%, y aunque, por ahora, el Gobierno Sánchez se lava las manos en el suministro de gas, porque hay “relaciones contractuales”, el precio del gas que llega por el gasoducto Medgaz subirá sí o sí. A bastante distancia, en tercer lugar está Nigeria (14,6%), cuyo presidente se reunió con Sánchez a principios de mes, pero nuestro presidente ha hecho mucho menos que el húngaro Viktor Orbán ante el atentado contra una iglesia cristiana que tuvo lugar el domingo de Pentecostés. Por debajo del 10%, destacan: Rusia (7,4%), siendo el cuarto suministrador; Egipto (3,8%); Francia (3,3%); y Catar (2,3%), entre otros, y por cierto, este último, tras la pleitesía rendida por España en la visita de su emir, incrementará los envíos a partir de 2025.

Sólo en mayo, el GNL supuso el 77,5% de los suministros de gas que recibió España, frente al 48,4% que suponía hace un año. Esto significa que ha salido muchísimo más dinero de los bolsillos de los españoles, porque cuesta más del doble que el gas natural que llega por gasoducto (el cual sólo supuso el 22,5% del total)

Conviene destacar que sólo en mayo, el GNL supuso el 77,5% de los suministros de gas que recibió España, frente al 48,4% que suponía hace un año. Esto significa que ha salido muchísimo más dinero de los bolsillos de los españoles, porque el gas natural que llega por gasoducto sólo supuso el 22,5% del total, frente al 51,6% de mayo de 2021, y este cuesta bastante menos que el GNL: en concreto, el GNL cuesta más del doble que el de gasoducto.

Vamos a recordar a qué se debe esto. El GNL siempre es más caro, no por el coste de su extracción (en gran parte en EEUU vía fracking -fractura hidráulica-, técnica que está prohibida en España), sino por el proceso que implica: se coge la materia prima (que está en estado gaseoso, lógicamente), se somete a un proceso de licuefacción (se convierte en líquido), se carga en un barco denominado metanero, lo que ya implica costes de transporte y de tripulación, cuando llega al puerto de destino el gas se descarga en una planta regasificadora, donde se somete a un proceso de regasificación (se vuelve a convertir en gas), se cobra un peaje de entrada y se traslada a la red. Mientras que el gas natural que llega por gasoducto sólo supone coger la materia prima y enviarla por dicho tubo sin cambiar su estado. Sólo en transporte, ya hay importantes diferencias de precios: trasladar el gas por barco sale por 3 dólares por cada millón de BTU (unidad calórica que equivale a 27,8 metros cúbicos de gas y a 0,048 metros cúbicos de GNL), mientras que hacerlo por tubo cuesta 1,2 dólares por cada millón de BTU. Y al transporte, hay que sumar el propio coste de la materia prima (que ha subido bastante en el último año), y el proceso ya citado que necesitan. De esta forma, cada millón de metros cúbicos (denominado bcm) de GNL sale por entre 118 y 120 dólares, mientras que cada bcm de gas vía gasoducto cuesta entre 48 y 50 dólares.

EEUU no sólo está jugando fuerte en GNL, donde el mayor exportador del mundo es actualmente Catar, a cuyo peligroso blanqueamiento se apuntó hace unos meses, sino también en fracking. Una técnica que está prohibida en España y que tampoco gustaba mucho a Joe Biden y Kamala Harris, pero de la que ahora están sacando una jugosa tajada las arcas estadounidenses y más desde el estallido de la guerra en Ucrania y cómo Europa acelera para dejar de depender energéticamente de Rusia. Y eso que Biden ha cumplido sus promesas electorales de entregar el país al ecologismo radical...