Nadia Calviño está empeñada en que Telefónica e Indra tienen que ser algo más que amigos y ahora, tras el rechazo explícito de Italia a su candidatura para el BEI, ha retomado sus objetivos como número dos del Gobierno Sánchez. Uno de ellos, la precitada fusión entre la teleco y la tecnológica.

No son pocos los problemas que se plantean a primera vista. Incluso en la propia Indra consideran que es una operación muy difícil, ya que el valor de Telefónica en bolsa es nueve veces superior al de Indra (22.300 millones frente a 2.500 millones), un salto imposible de salvar en una fusión.

Estaríamos hablando, más bien, de una absorción, con todas sus consecuencias, la primera de ellas, que sería el absorbente el que impondría sus condiciones al absorbido. Además, la participación del Estado en Indra (28%) quedaría diluida y la SEPI apenas tendría peso en el nuevo grupo y ese no es, precisamente, el objetivo que persigue doña Nadia.

Todo esto mientras resurge la escisión de Minsait, la filial tecnológica de Indra, que de llevarse a cabo supondría una rebaja considerable en el precio de la operación para Telefónica, que sólo integraría la división de Defensa y Transporte. Y no podemos olvidarnos de la compra de ITP Aero por parte de Indra, actualmente propietaria del 9,5% de la compañía con sede en Zamudio, porcentaje por el que pagó 175 millones el pasado mes de agosto. Lo cierto es que Minsait ya cuenta con varias ofertas por parte de fondso de capital-riesgo.

Al margen de las operaciones pendientes, en Indra continúan las tomas de posición que marcarán el futuro de la compañía que tendrá a la SEPI como socio público y a los Escribano como socio privado. Por cierto, el 10,5% que ha aflorado JP Morgan en las últimas horas está relacionado con el porcentaje de Ángel y Javier Escribano en la compañía.

Ahora bien, ¿quién está detrás? ¿De dónde sacan pa' tanto como destacan y que les ha permitido comprar un 10% de Indra? La respuesta hay que buscarla en el aumento de los contratos firmados con la Administraciones Públicas desde que Sánchez es presidente del Gobierno. Todo muy legal, naturalmente, y muy suculento para una empresa que ni en sus mejores sueños podría pensar en ser socio de referencia en Indra.

Pero la fusiòn sigue siendo muy, muy compleja y desde luego, Álvarez-Pallete no está por la labor. Por cierto, que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, anda más que enfadada con Pallete porque este se negó a comprar un paquete de Indra. Considera el presidente de Telefónica, al igual que más de un directivo de la propia Indra, que una teleco y una compañía de defensa tienen poco que decirse.