Llega otro golpe para el coche eléctrico... con pronósticos y cifras. Y es que habrá 2.600 millones de vehículos en las carreteras del mundo en el año 2045, 1.000 millones más que en 2022, pero ojo, porque más del 72% serán de motor de combustión. Así lo prevé la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en la publicación ‘Perspectiva Mundial de Petróleo 2023’, pese al crecimiento que registrarán los eléctricos. Es más, estima que la demanda de crudo aumentará a 116 millones de barriles diarios, pero advierte que se necesitan inversiones de 14 billones dólares para satisfacerla.

Unos días antes, en la octava jornada de ESG de Repsol, Josu Jon Imaz, volvió a insistir (esta vez desde Londres, casi un mes después de hacerlo desde Madrid) en que “el consumidor está pagando cuatro veces en impuestos el coste del CO2 que está emitiendo”, concretando que “el automovilista español está pagando en impuestos 327 euros por cada tonelada de CO2 que emite a la atmósfera”. El CEO de Repsol también refirió que “en el parque móvil español los vehículos tienen una vida media de 14 años sin plan de desguace para los de gasóleo”, pero “las ayudas son para el vehículo eléctrico, que muy pocos se pueden permitir”, como recogió El Mundo. Es más, pidió “¡dejemos de subvencionar a un coche que sólo compran los ricos”, apostando por ayudar al desguace y al impulso de los biocombustibles porque así se reducirían las emisiones un 30% sin esperar el avance de la lenta electrificación.

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Esto recuerda que hace poco más de un año, Antonio Brufau, presidente de Repsol, señaló que “el coche eléctrico es una decisión de los políticos, no una demanda social” y subrayó que “no hay que poner barreras a la industria”, sino dejarla trabajar y motivar sin prohibir lo anterior. Además, yendo más allá del automóvil, tanto Imaz como Brufau han avisado a Teresa Ribera y al resto de la UE de que su modelo de transición energética es un fracaso y debe repensarse, porque “todo el énfasis se ha puesto en la sostenibilidad”, olvidando la seguridad de suministro y los precios asequibles”. Y en la octava jornada ESG de Repsol, Imaz subrayó que “estamos rechazando invertir en determinadas fuentes de energía por razones ideológicas, no tecnológicas ni científicas. Como consecuencia, los consumidores acaban pagando más por la energía que necesitan, y las industrias con un alto consumo energético luchan por competir en los mercados globales, teniendo que cerrar o deslocalizarse a otras regiones”, aunque no es la primera vez que carga contra la transición ecológica “ideológica” que están “pagando familias e industrias”, pues defiende la neutralidad tecnológica, es decir, utilizar todas las tecnologías.  

En paralelo, cabe referir que ante la débil demanda del coche eléctrico, Volkswagen y Stellantis han pausado la producción, y los usuarios prefieren los del que se considera el referente (Tesla), según informa Motorpasión. También hay que tener en cuenta el impulso de los coches eléctricos chinos, algo que ha motivado que Bruselas lanzara una investigación. Y hablando sólo de España, donde se mantiene la crisis del automóvil, un modelo del chino MG ha sido el más vendido por segundo mes consecutivo, y aunque las ventas de vehículos eléctricos e híbridos enchufables crecen, sólo suponen el 10,47% del mercado. No hay que olvidar el alto precio (algo que ya sufre hasta el Gobierno), la falta de ayudas y de puntos de recarga, y quizá todo esto influye en el hecho de que si hace diez años el 78% de los encuestados afirmaba que les gustaría usar un coche eléctrico, ahora la cifra ha bajado al 60%, según el Foro de Movilidad de la compañía de gestión de flotas y movilidad corporativa Alphabet.