Antonio Brufau, presidente de Repsol, ha optado por una revolución tranquila sin renunciar al petróleo y a la industria, insistiendo en defender el empleo industrial “con uñas y dientes”. Dentro de esta apuesta, también ha quedado claro que, al igual que José Vicente de los Mozos, es un gran defensor de la industria del automóvil española, pues ha señalado que “el coche eléctrico es una decisión de los políticos, no una demanda social”. Estas palabras no son baladí, porque en España se fabrican y se venden principalmente modelos de combustión (diésel y gasolina) e híbridos convencionales (tienen una pequeña batería que se recarga por el motor), aunque también se hacen versiones electrificadas (100% eléctricos e híbridos enchufables -cuentan con una batería grande que se recarga por el motor de combustión y también mediante un enchufe-, como se puede ver en el documento adjunto).

En el IX Encuentro Anual de Sernauto (Asociación Española de Proveedores de Automoción que lidera Francisco José Riberas, presidente ejecutivo de Gestamp), Brufau ha referido que “no hay que poner barreras a la industria, no prohibamos, no limitemos”, “motivemos sin prohibir lo anterior”. Y es que considera que “a los políticos europeos les gusta hacer muchas leyes, pero tienen que pisar la industria y motivar para que no se produzcan los desbalances actuales”, así como dejarla trabajar.

Brufau señala que es cierto que Europa ha reducido sus emisiones en los últimos diez años, pero “dos tercios las ha exportado de China”

El presidente de Repsol ha recordado que “el cambio climático engloba muchas cosas”, pidiendo “que no sea una religión, un dogma”, porque es cierto que Europa ha reducido sus emisiones en los últimos diez años, pero “dos tercios las ha exportado de China”. Recuerden que Vox ha aludido a la “religión climática” en distintas ocasiones, entre ellas, hace casi un mes: su líder, Santiago Abascal, criticó al Gobierno al considerar que “es una irresponsabilidad desmantelar nuestra industria y derribar centrales térmicas” y también que optaran por prohibir la exploración y explotación de nuestros recursos naturales.

Francisco José Riberas y Antonio Brufau

 

Brufau ha referido que “el coche eléctrico usa seis veces más materias primas que uno de combustión interna y que un aerogenerador utiliza 15 veces más minerales raros que el ciclo combinado”, pero Europa no los tiene hoy ni quiere saber si los posee (en alusión a que no se explora). En esto el gigante asiático va ganando la partida porque concentra una media del 60% de las refinerías de esos minerales raros, así como de su propiedad, y Brufau ha vuelto a advertir que se puede pasar de la geopolítica de los combustibles fósiles a la geopolítica de los minerales, donde “de nuevo Europa es vulnerable”. Eso sí, ha recordado que “de la materia prima energética actual, el 80% son combustibles fósiles y mañana no van a ser cero”, pues “se va a producir petróleo y gas los próximos 50 años porque el planeta lo va a necesitar nos guste o no”.

Paralelamente, Fundación Repsol y Sernauto han firmado un acuerdo estratégico para fomentar y divulgar la movilidad sostenible. Y lo han hecho un día después de que dicha fundación celebrara la ‘Jornada Ibérica sobre movilidad sostenible: retos y oportunidades de la descarbonización de la movilidad’, en Lisboa, donde quedó patente la apuesta de colaboración entre España y Portugal en un sector que tiene un papel estratégico para la economía, la competitividad y el empleo de ambos países. Y dentro de la revolución tranquila de Repsol, en la que se alía con socios, ha llegado uno nuevo: Suma Capital, la gestora líder en inversiones ESG (factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo, por sus siglas en inglés) e impacto en España, para labnzar un nuevo fondo para invertir en tecnologías de descarbonización.

El presidente de la Confederación Empresarial de Portugal, António Saraiva; el presidente de Repsol, Antonio Brufau; la embajadora de España en Portugal, Marta Betanzos; el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas; el secretario de Estado de Movilidad Urbana de Portugal, Jorge Delgado, y el director general de la Fundación Repsol, António Calçada