Antonio Brufau y Josu Jon Imaz han vuelto a dar un aviso a Teresa Ribera y al resto la Unión Europea, en relación a su insistencia por el liderazgo verde mundial. Es más, han referido que el modelo que la vicepresidenta ecológica y la UE tienen para la transición energética es un fracaso y que debe repensarse.

El presidente y el CEO de Repsol saben de lo que hablan, tienen las ideas muy claras de cómo debe hacerse dicha transición y parte de ello se puede ver en la revolución tranquila que lideran en la compañía multienergética. En líneas generales, esas ideas se resumen en defender la neutralidad tecnológica (es decir, la apuesta por todas las tecnologías) y la ausencia de ideología en el proceso. Algo que ha vuelto a quedar claro en los dos últimos eventos en los que han participado.

El pasado viernes, Brufau, al clausurar la jornada ‘World Energy Outlook 2022: Análisis y perspectivas’, organizada por la Fundación Repsol y Funseam, puso la guinda al pastel al referir que “no hemos reflexionado qué hemos hecho mal en Europa ni hemos tomado el camino más eficiente. Hemos puesto todo el énfasis regulatorio en la sostenibilidad, olvidando el resto de elementos del trilema energético (la seguridad de suministro y los precios asequibles)”. Y para que quedara aún más claro ha recordado que hace años, para no depender excesivamente de Argelia como único proveedor de gas, España se lanzó a hacer plantas de regasificación que han costado mucho a los ciudadanos; mientras Europa ha permitido a Alemania que dependiera de un único proveedor (Rusia) y pudiera tener energía muy competitiva para sus industrias.

El presidente de Repsol ha subrayado el mundo necesita “más energía para crecer”, “todo tipo de energías”, “mayor seguridad de suministro” y “apoyarse en todas las tecnologías”, por lo que “es urgente repensar en Europa y España las políticas energéticas” porque no sólo deben ser sostenibles, sino que se deben basar “en las capacidades industriales y tecnologías que tenemos”. Por ello, ha criticado que se quiera prohibir el coche de combustión y que el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, haya pedido a los fabricantes que no dejarán de invertir porque no los podrán vender en la UE, pero sí fuera. “¿La moral europea es reducir emisiones aquí o en el planeta?”, se ha preguntado Brufau. Una prohibición, por cierto, que Imaz ve como “un grave error” y espera que “no suceda”, como insistió el pasado jueves en una conferencia en el Parque Científico y Tecnológico de Zamudio, durante una jornada organizada por el 40º aniversario de Sprilur y las sociedades Industrialdeak.

El CEO de Repsol ha afirmado que Europa está “fracasando” en las políticas energéticas al olvidar la seguridad de suministro (siendo dependiente de Rusia, antes de la guerra en Ucrania) y la accesibilidad para que “la energía fuese barata y las familias pudiesen pagarla todos los meses sin problemas y las industrias consumidoras pudieran producir y exportar siendo competitivos”. Es más, ha subrayado que “sólo importaba la sostenibilidad”, pero no le ha ido bien porque Europa está fracasando en descarbonización: “somos el 8% de las emisiones de CO2 del mundo”, pero el descenso se produce “a costa de disminuir en 3,5 puntos el PIB industrial” en los últimos 20 años.