Netflix se ha convertido en otro monopolio que no lucha contra la estafa, sino que sube los precios. Eso es lo que ha supuesto el fin de las cuentas compartidas, con el que la compañía progre y blasfema parecía que en un principio se había vuelto conservadora.

La plataforma de streaming, que tiene como presidente ejecutivo a Reed Hastings y dos CEOs (Ted Sarandos y Greg Peters), solo busca ganar más, después de cerrar 2022 con crecimiento en suscriptores e ingresos, pese al menor beneficio operativo y la reducción del 11% en el beneficio neto, a 4.491 millones de euros. Se quejaba de que tenía más de 100 millones de hogares que compartían sus cuentas, “lo que reduce nuestra capacidad de invertir en la creación de grandes historias, contadas con series y películas de la máxima calidad”. ¡Qué cara más dura!

Pues bien, ahora el fin de las cuentas compartidas entre no convivientes, después de algún anuncio y desmentido de por medio, se ha convertido en realidad en España: se ha enviado un mensaje a los usuarios pidiéndoles que confirmen su ubicación principal antes del próximo 21 de febrero. Así, sólo los miembros de un mismo hogar podrán compartir su cuenta, pero si residen en distintos deberán abonar un plus.

A partir de que entre en vigor el cambio, sólo los usuarios de los planes Estándar (12,99 euros al mes) y Premium (18,99 euros mensuales) podrán compartir sus cuentas con un máximo de dos amigos o familiares que tengan distinta ubicación, pero abonando 5,99 euros mensuales más por cada uno de ellos. Por tanto, su tarifa Estándar podrá ascender a 18,98 o 24,97 euros, si suma uno o dos amigos; y la Premium, a 24,98 o 30,97. Vamos que Netflix les subirá los precios sí o sí, y además, los hogares extra no tendrán los mismos derechos que el de la cuenta principal, pues solo podrán ver Netflix en un único dispositivo a la vez. Y por cierto, en el plan Básico con anuncios (5,49 euros al mes) o en el Básico normal (7,99) no se podrán añadir suscriptores adicionales. En las redes sociales, no sólo han surgido críticas de los usuarios, sino también de alguna empresa como Seat, filial española del grupo Volkswagen

En este escenario no hay que olvidar que Netflix se ha convertido en un gran monopolio en streaming, aunque cada vez van surgiendo más plataformas que podrían llegar a hacerle sombra (Amazon Prime Video, HBO, Disney+, Hulu, ESPN+, etc.). Un monopolio ante el que la CNMC no ha dicho nada y el Gobierno Sánchez mucho menos, pues este último se ha lanzado a hacerse fotos con las grandes tecnológicas y con las grandes ‘majors’ y productoras, ofreciéndoles beneficios fiscales. Algo que dista mucho de cómo Francia protege la excepción cultural francesa.