RWE y E.On coinciden en menores ingresos y más beneficio, pero sus negocios son bien distintos: la primera refleja el error alemán de cerrar las nucleares y disparar el uso de gas y ¡carbón!
A la vista de los resultados de los nueve primeros meses ha habido cal y arena entre las principales energéticas alemanas. RWE ha disparado un 72% su beneficio neto y ha elevado su resultado bruto de explotación (Ebitda), mientras E.On ha mantenido su ganancia neta estable (+0,8%) y ha bajado su Ebitda.
Así, la reacción del mercado ha sido también desigual: ha habido un pequeño ‘premio’ para RWE (+1,65%) y ‘tiróncillo de orejas’ (-1,22%) para E.On. Esta última ha disparado sus ingresos un 70%, pero ha visto caer casi al completo el valor de su participación del 15,5% en el gasoducto Nord Stream 1.
En España, RWE opera parques eólicos terrestres, tiene plantas fotovoltaicas, una central termosolar y pequeñas centrales hidroeléctricas. E.On ha vuelto hace unos meses con un proyecto piloto de comunidad energética en Adeje (Tenerife)
RWE ha tenido un beneficio neto de 4.127 millones de euros hasta septiembre, lo que supone un 72,1% más que hace un año, por la mayor generación de electricidad verde procedente de sus plantas propias. El beneficio operativo neto (Ebit) antes de extraordinarios se ha duplicado, hasta 2.965 millones, y el Ebitda ajustado ha pasado de 2.397 millones a 4.127 millones. Prosigue así el buen rumbo que ya mostró en el primer semestre.
Markus Krebber, consejero delegado de RWE, ha señalado que están acelerando la expansión de energías renovables y que con la compra de Con Edison Clean Energy Business se han reforzado en EEUU. “Estamos convencidos de que cuanto más rápido avance la transición energética, antes pondremos fin a la crisis energética en Europa”, ha añadido, y continuarán invirtiendo fuertemente (más de 50.000 millones para 2030). Un avance verde que se extiende a España, donde opera parques eólicos terrestres, tiene plantas fotovoltaicas, una central termosolar y pequeñas centrales hidroeléctricas.
E.On ha advertido que Alemania necesita un marco legal para alcanzar el objetivo de hidrógeno verde, y que por eso aunque han firmado acuerdos preliminares con proveedores y clientes, no han podido centrar inversiones aún
Por su parte, E.On ha tenido un beneficio neto atribuido de 3.814 millones (+0,8%), pero un beneficio neto ajustado de 2.100 millones, un 3% inferior, después de que en el primer semestre redujera su ganancia. Por su parte, el Ebitda ajustado también ha descendido un 3%, a 6.100 millones, mientras el resultado operativo ha subido un 6%, a 5.300 millones. Eso sí, ha disparado su facturación un 70%, a 81.593 millones, algo en lo que ha contribuido la integración de Innogy y los ingresos adicionales de las inversiones realizadas en la expansión de las redes de energía, a pesar de que se duplicaron los mayores costes de materiales (101.980 millones) y se triplicaron los gastos operativos (56.900 millones).
Desde E.On han mantenido sus previsiones anuales y apoyan los planes del Gobierno alemán de introducir topes máximos en los precios de la electricidad y el gas. Eso sí, su director de operaciones y consejero, Patrick Lammers, ha advertido que Alemania necesita un marco legal para alcanzar el objetivo de hidrógeno verde, y que la compañía ha firmado acuerdos preliminares con proveedores y clientes, pero no ha podido centrar inversiones aún. Además, hace unos meses, ha vuelto a España (donde ya estuvo en la opa sobre Endesa, pero salió en 2014 con la venta de Viesgo a los fondos Macquarie y Wren House), con un proyecto piloto de comunidad energética en Adeje (Tenerife).