E.On no ha brillado en el primer semestre por el invierno suave y los mayores costes y gastos por el encarecimiento de la electricidad, tras un 2021 en el que recuperó algo de lustre. Esto ha provocado la reducción de su beneficio neto y de su Ebitda, y aunque también ha descendido la deuda neta, esta sigue siendo muy elevada (37.400 millones de euros) y superando la capitalización bursátil (24.280 millones).

La eléctrica alemana acumula una depreciación en el parqué del 25% desde el pasado enero y este miércoles 10 su cotización apenas subía un 0,30%, tras conocerse sus cifras semestrales. El beneficio neto atribuido se ha reducido un 11%, a 2.258 millones; el beneficio operativo bruto antes de extraordinarios (Ebitda), un 15%, a 4.061 millones; y el beneficio operativo neto (Ebit), otro 15%, a 2.677 millones. Además, no ha tenido el extraordinario positivo que se anotó hace un año tras el acuerdo del Gobierno alemán y los operadores de centrales nucleares en el país, que benefició al resultado de su filial PreussenElektra, encargada de la operación y desmantelamiento de dichas instalaciones. Y ojo, no hay que olvidar que Alemania está más cerca de rectificar el cierre de sus últimas tres nucleares, porque el canciller, Olaf Scholz, afirma que “puede tener sentido”

Por su parte, la facturación de E.On se ha elevado un 60%, hasta 52.845 millones, por los mayores precios y la compra de unidades de negocio adicionales. Mientras los costes se han disparado un 130%, más del doble, a 63.020 millones; y los gastos operativos, un 338%, a 31.822 millones. Además, se ha anotado un deterioro de 700 millones en la valoración de su inversión en Nord Stream, la compañía propietaria de los dos gasoductos que conectan Alemania con Rusia (el Nord Stream 1 -que ha visto reducido su suministro e incluso paró unos días por mantenimiento- y el Nord Stream 2 -que aún no ha llegado a ponerse en funcionamiento-) por la mayor incertidumbre, tras la guerra en Ucrania.

El CEO de E.On, Leonhard Birnbaum, ha destacado que la eléctrica ayuda a Alemania y otros mercados europeos ante la crisis energética, que “deja claro que Europa necesita transformar su sistema de energía”, y que también trabaja por la seguridad energética acelerando la transición, de hecho, ha ampliado sus redes de energía y la venta de energía de fuentes sostenibles.