Reducir el gasto público y reducir lo público. Esa es la única solución a los problemas crónicos de la economía europea, especialmente de las de dos sociedades más envejecidas de la UE: España e Italia. Pero antes vamos con la noticia. El miércoles 15 de junio, para despedir la primavera y, sobre todo para que doña Christina Lagarde -cuya tendencia al proscenio empieza a resultar lamentable- pudiera convertirse de nuevo en la estrella de la obra, el BCE convoca una reunión especial y urgente de su directorio, para un problema... que viene de años y una tragedia anunciada desde hace meses: el absurdo de los tipos de interés negativos. Es decir, una política monetaria, que ha disparado la irresponsabilidad de la clase política que se mantiene en el poder a costa de endeudar al pueblo, más, desde hace ya un año, una inflación que ha despertado para arruinarnos a todos.

Dar un trato especial a la deuda española e italiana -y aún no sabemos en qué consistirá- supone otro balón de oxígeno para Draghi y, sobre todo, para Sánchez... pero no para la economía de italianos y españoles

En esta reunión urgente, tras la desilusión provocada por la recientísima comparecencia de Lagarde ante los medios (la política económica actual se hace por TV como corresponde a una sociedad digital, la del siglo XXI, que ve y no lee) Lagarde nos dijo, simplemente, que iba a lanzar un instrumento para que la deuda italiana y española -los países del sur- no se despeñen. Con egoísmo pero cierta dosis de razón, alemanes y nórdicos, y sobre todo los muy 'solidarios' holandeses, aseguran que, si mutualizar Europa significa que ellos paguen y el sur reciba de forma indefinida, sin solucionar sus problemas de elefantiasis del Estado y de envejecimiento de la población, pues a lo mejor dan marcha atrás en la construcción europea.

En cualquier caso, señora Lagarde, usted expone principios cuando lo que se espera de un regulador monetario, de quien decide cuánto dinero debe circular por el sistema, no es ofrecer principios, ni tan siquiera ideas, sino hechos. Los hechos vinieron de Jerome Powell, el hombre de la Reserva Federal norteamericana, que elevó el precio del dinero en 0,75 puntos hasta el 1,5%. No sólo eso, aseguró que aún los subirá más y, lo más importante, persiste en su advertencia de que no seguirá comprando deuda pública sin más.

Europa está en crisis porque ningún líder europeo se atreve a reducir el gasto público, o sea, el ruinoso Estado del Bienestar. Encima, Sánchez eleva impuestos mientras Draghi, al menos, los reduce

En definitiva, Powell aplica cirugía, Lagarde vuelve a engañar a Europa con tiritas.

Oiga, y ni tan siquiera nos explica qué tipos de tiritas va a utilizar. Está en ello. La Reserva Federal sube el precio del dinero al 1,5 mientras el BCE propone apósitos... para que España e Italia mantengan el cáncer de sus gastos públicos desmedidos, propio de dos sociedades envejecidas, que ese y no otro es el problema de fondo.

Pues no: hay que reducir el gasto público y los tres principales objetos de gasto públicos son los más delicados de todos: pensiones, sanidad y educación. El primero es inabordable en España dada nuestra pirámide de población, así que urge retrasar y de forma significativa, la edad de jubilación.

Pero, también hay que reducir el tamaño del Estado y del sector público, reducir el número de prestaciones y, atención, de instituciones públicas, que proliferan como hongos, y reducir el número de políticos y burócratas, cuando, por ejemplo, Sánchez se empeña en aumentar el número se funcionarios y se jacta de haber creado más empleo público. Lo que es de todos, señores, no es de nadie y, por tanto, nadie lo cuida.

España no camina hacia la creación de riqueza sino hacia el reparto de la miseria

Volvamos a Franfort, sede del BCE. La deuda pública no es más que el hijo del déficit fiscal y el refugio de políticos irresponsables, que financian su voto cautivo. Ya saben: salvando a "los vulnerables", con el dinero de la clase media.

Dar un trato especial a la deuda española e italiana -y aún no sabemos en qué consistirá- supone otro balón de oxígeno para Mario Draghi y, sobre todo, para Pedro Sánchez... pero no para la economía de italianos y españoles. Eso es como mantener el tumor y explicarnos que se va a curar sólo.

En resumen, Europa está en crisis porque ningún líder europeo se atreve a reducir el gasto público, o sea, el ruinoso Estado del Bienestar. Encima, Sánchez eleva impuestos mientras Draghi, al menos, los reduce.

El resultado es que España no camina hacia la creación de riqueza sino hacia el reparto de la miseria. Si Lagarde acude en nuestra ayuda para mantener ese servilismo de España ante Europa y para mantenernos en la ruina... sinceramente, prefiero la cirugía quirúrgica de Jerome Powell que, además, es lo que había que hacer.

Lagarde apela a la limosna, Powell a la responsabilidad. Prefiero a Powell.