Amazon se ha convertido en un monopolio de hecho, dado que fagocita principalmente al pequeño comercio, pero también al grande (por ejemplo, a El Corte Inglés); compite con sus propios vendedores (en concreto, copia productos exitososo, los favorece en las búsquedas y los vende más baratos; algo que no hacen Alibaba, Rakuten, eBay…); y ha apostado por la precarización laboral. Y se encuentra en expansión en España, donde elevó sus ingresos brutos a 6.400 millones de euros en 2022, un 6,6% más que el año anterior,... pero se ha quejado de beneficios de explotación “relativamente bajos” por la presión de los precios en un mercado de gran competencia, las intensas inversiones de capital y los crecientes costes de explotación.

Lo cierto es que Amazon aprovecha su posición de práctico monopolio para fagocitar a empresas proveedoras y forzar el cierre de comercios. No sólo porque no pueden competir con el gigante sino porque en ocasiones se echan en manos del gigante y luego este les hace la competencia o simplemente se queda con su negocio. Hay muchas compañías que se han arrepentido de canalizar todas sus ventas a través de Amazón para descubrir luego que se habían convertido en esclavos de Amazon y que este podía prescindir de ellos sin el menor rubor.

El gigante estadounidense de comercio está dirigido por los muy progres multimillonarios Jeff Bezos y Andy Jassy desde las sillas de presidente ejecutivo y de CEO, respectivamente, quienes forman parte del grupo de directivos activistas del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de su último meneo ideológico (el movimiento woke). En la información que Amazon ha facilitado no desvela cifras de sus ganancias en nuestro país, aunque sí destaca su contribución fiscal… faltaría más: pagó 931 millones en impuestos, tres veces más que el año anterior (292), de los que 317 millones fueron impuestos directos y 614 millones fueron impuestos indirectos (sobre todo, IVA). Estas cifras no merecen aplausos, sino que en especial las de indirectos parecen acordes a lo que debe pagar en función de sus ingresos, por tanto, no ha hecho nada de más, sino lo que debe hacer.

El supuesto compromiso con el empleo resulta bastante paradójico en el momento actual, pues recientemente ha anunciado 9.000 despidos… y ya suma 27.000 en lo que va de año, y no hay que olvidar que también ha apostado por la precarización laboral: uso de ETT y falsos autónomos, creación de mal ambiente... 

Amazon también aspira a colgarse medallas al referir que apoyan el crecimiento de España: han aportado más de 11.000 millones de euros al PIB del país desde que se lanzó aquí hace 12 años, según la consultora económica independiente Keystone Strategy. Asimismo, presume de ser “uno de los diez mayores empleadores del sector privado” y superar los 22.000 empleados fijos en 2022, un 18% más que el año anterior, y mantiene su objetivo de elevar la cifra a 25.000 en 2025.

Este supuesto compromiso con el empleo resulta bastante paradójico en el momento actual, pues recientemente ha anunciado 9.000 despidos… y ya suma 27.000 en lo que va de año, y no hay que olvidar que también ha apostado por la precarización laboral: trata mal a proveedores y trabajadores (esto se puede ver, por ejemplo, en el uso de Empresas de Trabajo Temporal (ETT), en el incumplimiento de compromisos... y en la creación de mal ambiente en el centro logístico de San Fernando de Henares), el pasado febrero fue condenado por el Juzgado de lo Social número 14 de Madrid por emplear a 2.166 repartidores como falsos autónomos (fallo que recurriría). Además, en junio de 2021, Amazon presumió de crear puestos de trabajo fijos en nuestro país, tan sólo un mes después de cerrar un conflicto laboral de tres años y tras una sanción por precarizar empleos (de hecho, Inspección de Trabajo le ordenó dar de alta a 4.000 repartidores y pagar unos 6 millones de euros en cotizaciones impagadas).

Y por presumir que no quede, el gigante estadounidense de comercio electrónico saca pecho de unas inversiones de 3.700 millones, cifra similar a la de 2021, y de que ha seguido abriendo nuevos centros logísticos, como dos nuevos en Zaragoza y Gerona. Eso sí, no dice nada del cierre del centro logístico de Martorelles (Barcelona). Además, no hay que olvidar que a nivel global no está viviendo un buen momento en resultados pese a su cuasi monopolio del comercio electrónico: lleva varios periodos acumulando pérdidas por Rivian (un fabricante de coche eléctrico que controla junto a Ford), a lo que se suma el fracaso en alimentación, en frescos y en venta presencial