Abengoa, como saben, es la historia de un despropósito, pues acabó en concurso de acreedores dado que ni el Gobierno Sánchez ni la Junta de Andalucía se atrevieron a intentar salvarla y prefirieron enfrentarse. Esta ingeniería andaluza, con sede en Sevilla y 9.500 empleados lleva en problemas desde 2014, y ahora su futuro está en manos del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Sevilla, que debe decidir entre las cinco ofertas presentadas: la de Cox Energy, la empresa de renovables fundada y presidida por el empresario Enrique Riquelme, es la que tiene más posibilidades de llevarse el gato al agua.

Y más después de haber adelantado 2,5 millones de euros en forma de préstamos para el pago de las nóminas de febrero y los atrasos de meses anteriores. Su oferta ha sido mejorada hasta 564,4 millones y, aunque las de sus cuatro rivales también se han revisado al alza, aporta otros aspectos que elevan su valor: proyectos de 3.200 millones para tres años y una alianza con la asturiana TSK. Cabe recordar que Cox Energy no tiene sólo a Riquelme en su accionariado sino a la familia Zardoya, que hace un año salió del fabricante de ascensores y escaleras máquinas Zardoya Otis durante la opa lanzada por Otis Elevator Company que ya tenía el 50,018% del capital y perseguía llegar al 100%... y lo logró. 

Además de Cox Energy, pujan por Abengoa otras cuatro empresas: Urbas, RCP, Ultramar y Terramar