Renault sufre este jueves en bolsa (-8%) tras registrar unas pérdidas históricas de 7.386 millones de euros en el primer semestre. Y dos han sido los motivos principales: la contribución negativa de Nissan (-4.817 millones), fabricante automovilístico japonés del que posee un 43,4% (este último a su vez tiene el 15% del francés), y los efectos de la crisis provocada por el coronavirus. El CEO, Luca de Meo, que aterrizó en Renault el 1 de julio tiene tarea para volver a la rentabilidad, aunque ha empezado por el diseño.

El grupo automovilístico francés ha reducido un 34,9% sus ventas, a 1,26 millones de vehículos, mucho más que el mercado (-28,3%), por la caída de la demanda que ha causado la pandemia. El impacto de esta última se ha cuantificado en 1.800 millones de euros y el margen operacional ha sido negativo (-1.203 millones). Por su parte, la cifra de negocio se ha situado en 18.400 millones (-34,3%).

Este año el grupo automovilístico francés no repartirá dividendo y la reducción de costes fijos será de 600 millones

Renault ha registrado un free cash-flow operacional en la división Automóvil de -6.375 millones en el primer semestre, por el impacto del descenso de la actividad sobre las necesidades de fondos de maniobra. Eso sí, las reservas de liquidez de la división Automóvil han mejorado en 6.500 millones, hasta 16.800 millones, incluyendo el crédito garantizado de 5.000 millones del Estado francés (propietario del 15% del grupo automovilístico).

Este año no repartirá dividendo y la reducción de costes fijos será de 600 millones, dentro de un plan más amplio que no supondrá recortar capacidad productiva en España y que incluye un ajuste mundial de empleos (-15.000). 

Y por cierto, Thierry Bolloré, que fue cesado como CEO de Renault el pasado octubre (siendo sustituido de forma interina por Clotilde Delbos hasta la llegada de Luca de Meo) tras el ‘caso Ghosn’, ha sido nombrado CEO del grupo automovilístico Jaguar-Land Rover... desde el 10 de septiembre.