El Gobierno parece que ha empezado a tomar nota de cómo Francia protege a sus empresas, pues ahora exige a Roll-Royce, fabricante británico de motores para aviación y otras industrias, que el comprador de ITP Aero sea español… o, al menos, tenga una mayoría de capital español.

Sin embargo, ese comprador no sería Indra, dado que su presidente, Fernando Abril-Martorell, se niega. Y como era de esperar, el PNV insiste en que tanto fabricación como capacidad de diseño permanezcan en la sede de Zamudio (Vizcaya).

Recuerden que este culebrón empezó hace tiempo, en concreto en el verano de 2018, cuando Indra quería comprar ITP… con la táctica de Abril-Martorell: comprar, que no rentabilizar. Las conversaciones se iniciaron y el PNV estaba encantado con la idea de que Indra fuera la compradora porque eso salvaguardaba la sede en Zamudio y los empleos. Pero al final, se rompieron en julio de 2019, porque Abril-Martorell quería un precio razonable. Meses después, en diciembre, ITP Aero cambió de CEO, nombrando a Carlos Alzola.

En el verano del año pasado, Rolls-Royce volvió a poner a la venta ITP y el PNV seguía queriendo que Indra la comprara, pero Abril-Martorell ya no estaba por la labor. Asimismo, en la puja entraron varios fondos de inversión extranjeros (Carlyle, KKR y Blackstone) a menor precio porque ITP ya no valía 1.500 millones de euros, como en 2019, sino que se puso a la venta por 1.100 millones.

El pasado noviembre, Roll-Royce mantenía ITP en venta, pero mientras llegaba comprador, seguía reduciendo plantilla. Ahora, el Gobierno le ha exigido un comprador español o, al menos, con una mayoría de capital español. Y ojo, porque esto podría suponer un precedente ante la oferta que el fondo australiano IFM ha lanzado por el 22,689% de Naturgy, aunque no se sabe si solo pretende eso o llegar al 100%, ante la que el Gobierno tiene que pronunciarse.