Parece que estamos ante el naufragio de Pedro Sánchez. ¿Los motivos? No ha hecho ningún cambio relevante en los 81 días que lleva en La Moncloa (pero sí se ha tomado vacaciones de rigor, cómo no) y no tiene apoyos.

Como saben, a mediados de julio, el Frente Popular le dejó solo al tumbar su propuesta para el techo de gasto. Ahora, pretende llevarla sin cambios a la nueva reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), que se celebrará de forma telemática el próximo miércoles y a la que, de nuevo, faltará Cataluña. Independientemente de cual sea el resultado de la votación, el Consejo de Ministros aprobará la senda de estabilidad presupuestaria el próximo viernes y próximamente, volverá a llevarla al Congreso. Por el momento, no parece que el presidente del Gobierno se vaya a llevar el gato al agua, pues no cuenta con los apoyos necesarios para sacarla adelante.

El PSOE se niega a renegociar el objetivo de déficit de 2019 y a tocar el IRPF

Recuerden que el PSOE sólo cuenta con 84 diputados, por tanto está en minoría y necesita socios. Podemos prevé que sea “difícil” acordar el techo de gasto porque los socialistas han puesto dos líneas rojas a sus propuestas: no renegociarán de nuevo el objetivo de déficit con Bruselas y no tocarán el IRPF. Los de Pablo Iglesias querían que el Gobierno Sánchez relajara el objetivo de déficit por encima del 1,8% en 2019 para poder endeudarse más y gastar más, subiera el IRPF a las rentas altas (por encima de 60.000 euros brutos anuales) y eliminara las deducciones fiscales de los planes de pensiones privados. 

Pero la senda de estabilidad presupuestaria no es baladí porque es el primer paso de cara a los Presupuestos de 2019. Claro que el Sánchez ya no corre por aplicar los nuevos impuestos. Entre ellos, los de la banca, las tecnológicas ('tasa Google'), la reforma del Impuesto de Sociedades o la equiparación del tributo al diésel con el de la gasolina. 

El Consejo de Ministros aprobará la exhumación de Franco por decreto ley el próximo viernes

Eso sí, Sánchez se está dando mucha prisa en sacar adelante la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, una cortina de humo para tapar su fracaso en lo económico y en Cataluña. De hecho, el próximo viernes, en el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones, aprobará dicha exhumación mediante un decreto ley que modifica la Ley de Memoria Histórica y así evitar que las demandas judiciales la paralicen, según ha confirmado el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao.

Por su parte, desde la familia Franco, Francis Franco, uno de los nietos del dictador, ha respondido que los decretos son para temas urgentes y no para “tomarse la revancha 42 años después”. Asimismo, ha añadido que su familia tendrá derecho a presentar alegaciones contra la exhumación cuando el decreto comience a andar, aunque aún no ha determinado qué hará y ha recordado que dijeron ‘no’ al Gobierno porque “no vamos a permitir que se haga política con una cosa que no le importa a nadie o le importa a muy poca gente”.

Paralelamente, al naufragio económico, conviene señalar el que el presidente del Gobierno ha tenido en Cataluña, donde Ciudadanos y PP ya le presionan al replantear el artículo 155, tras el último ataque de Quim Torra. Además, tampoco se le ha dado demasiado bien el tema de la imagen desde que ocupa La Moncloa: a las famosas fotos dentro del avión presidencial, el Falcon, hay que sumar la polémica de que lo utilizara para irse de concierto al FIB.