Sr. Director:

Soy un paciente de la U.A. (Unidad Alcohólica) y tuve una noche un pensamiento-reflexión, que me pedía escribirlo. Es una metáfora-paradoja en cinco puntos, sobre todo pensando en jóvenes y desheredados.

1.- De 14 a 20 años:

Estás muy bien. De vez en cuando te fumas alguna clase y compras una litrona con dos ó tres amigos, (¡qué bien se está al sol!). La comida de mamá, estudias y esperas el fin de semana. No hay problemas, excepto que el alcohol viva en casa en forma de padre, madre o hermano mayor... Éstos llegarán "tocados" al punto 3.

El fin de semana llegó. Alguna fiestecilla en algún piso y nos lanzamos un poco más, un cubatilla, quizá dos, perdemos la timidez para bailar... Ya no existe "el gordo", "el gafotas", "el empollón", "el negro", "el chino", etc., cientos de motes.

Pero llega el primer "Zasca". Ejemplos: No apruebas la selectividad, no hay beca ni dinero para la carrera, tienes que trabajar porque la familia lo necesita, o la mili con la que llegas al 2º punto más embrutecido.

Con la pena de que lo que querías se truncó, te pillas alguna borrachera con tus amigos de siempre y lo superas sin mucho trastorno.

2.- De 20 a 30 años:

La novia, la boda, el piso, el coche, el hijo... Te sientes preparado para todo y vas en el camino correcto. Entonces llega la vida social, cumpleaños, aniversarios, comidas de empresa, fiestas laicas, religiosas y del pueblo. Ya te comes el mundo.

Y llega el 2º "Zasca". Ejemplos: Algo te desestabiliza: una muerte de un familiar o de un íntimo amigo, un cambio que no esperabas, la enfermedad de un hijo que crees que no superarás...

Solo quieres llorar y al caer la noche coges una botella. Lloras y bebes la pena, lloras y ríes al recordar, y al final, el sueño conciliador. Con tiempo, otra vez te levantas, renaces, ya no eres igual. El motivo fue gordo, pero dices: sigo estando bien.

3.- De 30 a 40 años:

Aquí te sientes maduro, insensible, curtido de vivencias y males. El vermut y las cañas de mediodía son una religión. Si faltas, te pasan lista. Ya no pasas tanto tiempo con la familia, ni te queda demasiado lugar para los hijos, el sexo se va distanciando, y tampoco puedes faltar a los cubatas al final de la jornada laboral. Llegas a casa, cenas y siempre cansado. Los fines de semana, un suplicio para ti. Ya eres un hombre y comienzas a llamar a tu esposa "la parienta".

Llega como no, el 3er  "Zasca" Ejemplos: Hastío, aburrimiento, riñas con la familia política, un despido, no hay hobbies que no sean la barra del bar. "I can get no, satisfaction".

Te reconoces que nunca has superado las adversidades con agua, ¡pues nada hombre, dos botellas!, sin lágrimas pero con impotencia y rabia. Aquí pisas el acelerador y pierden líquido los frenos.

4.- De 40 a 50 años:

Aquí en el espejo se ve a otra persona. Empecinado en tus razones inquebrantables, has cambiado varias veces de trabajo, cada vez más tarde, menos sueldo y difícil de encontrar. Conoces nuevas gentes, pero son sólo de barra, con temas monótonos que no te aportan nada y lo vas aceptando como que "es lo que hay".

Tus cañas y copas cada día son más baratas y de peor calidad y van para casa. Asqueado de todo. Tu "parienta" no te mira, pero avisa, tu hijo te discute y encima, hace deporte, viste raro, no le gusta el vino ni tampoco tu adorada música. ¿Qué has hecho mal? Y si algo va mal, puede ir peor...

Por supuesto, llega el 4º "Zasca". Ejemplos: Divorcio conflictivo, tu hijo se posiciona al otro lado y deja de hablarte, muerte de otro familiar, padre o madre. Despido, juego, impago de facturas, venta del coche, el sobrevuelo del desahucio.

Y pisas el acelerador con más gasolina, pierdes frenos. Lo dejas pero vuelves, pierdes frenos. Lo vuelves a intentar, recaes y pierdes más frenos. Y necesitas hablar con tu mejor amiga: la botella. El muro está cerca.

5.- De 50 a 60 años:

Vives con una hermana y tu cuñado que no te soportan, o en una habitación subarrendada. Has de pagar aún divorcio o manutención, vendiste todo le que te hizo feliz antaño. Ahora vives de alguna subvención, dejado, mal vestido, poco aseado. Bebiendo en un parque con gente de baja condición social, porque aún piensas que tú no eres así. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Les cuentas historias antiguas que nadie se cree. Los de antes, buenos amigos que te quisieron, reniegan de ti, no te prestan más crédito ni por caridad. No pisas el freno, el muro está más cerca.

Por qué no, el último y 5º "Zasca". Ejemplos: Te echa tu hermana de casa, de la habitación, pierdes la subvención... Eres un hombre enflaquecido con tripa. Te quedan 50 céntimos para el vino tetrabrik más barato, mirando los bancos del parque con ojos enrojecidos y perdidos. 

Te la diste contra el muro.

Epílogo: Por supuesto que esta no es mi vida, aunque me he llevado varios "zascas". Es un relato de mi imaginación una noche. Lo escribo desde el centro de oportunidad, observando, oyendo, viendo a compañeros muy variados, audiovisuales, recordando la de gente que he visto en la calle entre cartones, mugre, bebidas infectas y la indiferencia de todos ¿Por qué? Si la ayuda siempre estuvo allí, los toques de nuestros queridos, la luz en el mismo sitio. No lo detectamos y seguimos dando rodeos con la famosa frasecita: "Yo controlo". El freno no perdía líquido, desbocamos los caballos del acelerador temporada tras temporada.

Por eso pienso que mejor tarde que nunca. Solo lo hacemos cuando la luz roja da el "Danger". No morir sin intentarlo. Fuera el denigrarse, olvidar los sentimientos y lo más importante de la vida: VIVIR, tú, los que siempre te querrán, el amor y la sonrisa.

(Dedicado a los indigentes sin techo y la chavalada del botellón que nunca lo leerán)