El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, (¡Oh capitán, mi capitán!) es un personaje que jamás niega un homenaje de despedida, o un buen funeral, a ninguno de sus adversarios. Dicho y hecho. Se empeñó en echar a Iker Casillas (al que no consideraba "un portero para el Real Madrid"), le ha hecho la vida imposible pero, de despedida, le ha preparado un magno homenaje, aunque, eso sí, en día laborable y en horario laboral. A enemigo que huye, puente de plata y el muerto, al hoyo con todos los honores, que ya no molestará más. Pero algo huele a cinismo en el Bernabéu. Por cierto, ¡Oh capitán, mi capitán"! en su línea: compra caro y mal, vende barato y peor. Hispanidad redaccion@hispanidad.com