Bolsonaro refuerza el auge mundial de la extrema derecha”, reza el titular de El País. Fíjense ustedes, el 46,6% de los brasileños han votado a Jair Bolsonaro pero Bolsonaro es un provida, así que resulta que es ultra. Y Brasil, claro está, anda plagado de ultras.

Eso sí, no existe la ultraizquierda, y así, Fernando Haddad, su adversario, que es comunista del Partido de los trabajadores, es solo un higiénico “izquierdista”. Los ultraizquierdistas no existen.

Y peor aún es lo de que cualquier personaje público que no esconde su fe no sea católico, sino “ultracatólico”.