• El desmantelamiento de las plantas de Lada y Velilla no es una ocurrencia… pero ¿si Energía lo prohíbe?
  • Galán tiene tan claro el respeto a la ley como que es "imprescindible" luchar contra el cambio climático: por eso las cierra.
  • Otra cosa: para aplicar una política energética hace falta consenso político y Álvaro Nadal no lo tiene.
  • El PSOE, sin ir más lejos, discrepa con el ministro sobre la térmica… porque exige que el carbón sea nacional, no importado.
En plena refriega por el anuncio de Iberdrola del cierre de las centrales térmicas de carbón de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia), el presidente de la eléctrica, Ignacio Sánchez Galán (en la imagen), ha ratificado, este miércoles, lo dicho el viernes en la Cumbre del Clima de Bonn. Eso y dar largas al ministro de Energía, Álvaro Nadal -y a su aviso, en forma de real decreto en ciernes, de que es el Gobierno quien tiene la última palabra para el cierre de una planta- es lo mismo. Galán ha lanzado el reto en presencia de otro ministro, el de Exteriores, Alfonso Dastis, durante la entrega de los II Premios Iberdrola a la Cooperación Energética Internacional (en la imagen, durante el acto). Así la cosas, el camino es largo, pero no olviden que lo que está en juego, más allá del carbón es la venganza por Garoña, como informábamos ayer. Es decir, el futuro de la energía nuclear, que dependerá, como el carbón, de un consenso político que todavía está como el real decreto, en ciernes. Ejemplo. La diputada socialista Adriana Lastra ha señalado esta mañana a Hispanidad, al preguntarle por el futuro del carbón, que el Gobierno se ha puesto en contacto con el PSOE sobre ese punto, pero no hay acuerdo. Mientras Nadal habla de las plantas térmicas, ellos ponen como condición que el carbón sea nacional, no importado. Nadal se niega y la negociación no avanza. El ministro de Energía, en fin, elabora -o lo intenta- sus planes de política energética, teniendo en cuenta seguridad en el suministro y los precios de la electricidad. Pero esos planes, finalmente, pasarán el filtro del Congreso y para ese diagnóstico, de momento, todo es muy prematuro. Este miércoles, en el Congreso, Nadal ha vuelto a decir que el cierre de todas las centrales de carbón (la palabra ahí la tiene Endesa) encarecería un 15% el precio de la electricidad en España en un año. El efecto del cierre de las nucleares sería un aumento del 25%. Ignacio Galán, mientras, como presidente de una gran eléctrica, también tiene sus planes y está claro que ahí no figura el carbón. No se trata de una ocurrencia de última hora, ha dicho hoy Galán, sino de "un plan que lleva muchos años en marcha". Las dos últimas centrales de carbón por cerrar (en 2020) son, de hecho, las dos españolas, la asturiana y la palentina. La única que quedaba fuera, la de Longannet (Escocia), la cerró el año pasado. Y es que cerrar el carbón, para Galán, "es imprescindible". Quiere seguir liderando así su estrategia contra el cambio climático. No sólo eso, "hay que dejarse  palabras y actuar", lo mismo que dijo en la Cumbre de Bonn, pero esta vez con Dastis sentando enfrente. En ese sentido, Galán ha remarcado que Iberdrola ha reducido un 75% las emisiones en Europa con el cierre de 15 plantas de sus planas en el mundo de carbón y fueloil. Irá más allá para dejarlas en la mitad en 2030. El presidente de Iberdrola ha matizado, no obstante, que "hay unas reglas en cada momento que respetaremos". Otra cosa es su objetivo -"impulsar la energía sostenible, limpia y no contaminante"- y cómo se exprese finalmente política regulatoria de Nadal. Puede ser contraria en lo que al cierre de plantas se refiere, ha venido a decir, a la legislación europea. Rafael Esparza