Tras un informe técnico del arquitecto y el aparejador municipal, el Ayuntamiento de Peraleda se puso en contacto con tres familias que estaban okupando el antiguo centro de ocio municipal para que se fueran. En el informe, se especifica cómo el edificio "presenta graves deficiencias de habitabilidad, lo que supone un peligro para sus ocupantes y para terceros, no cumpliendo con las condiciones mínimas de seguridad, higiene, salubridad y ornato público".

No cumpliendo "con las condiciones básicas de habitabilidad", las familias okupas se fueron a pocos metros, a dos caravanas. Son tres hermanos con sus parejas y cinco niños. Según cuenta el ABC se encuentran a la espera de que se les ofrezca solución habitacional, mientras la Junta y el Ayuntamiento discuten sobre de quién es competencia. 

Los okupas, atención, no quieren dinero, porque es "pan para hoy y hambre para mañana", pero reclaman una "vivienda social" en la que poder comenzar una nueva vida. Así lo ha contado Silvia Augusto, madre de tres menores de 4, 6 y 11 años, que ha hecho las veces de portavoz a la llegada de un grupo de concejales socialistas, que se han desplazado a la zona a mostrarles su apoyo. 

¿Los malvados? El Ayuntamiento de Toledo, casualmente en manos del PP, que incluso "les ha cortado el agua": "Yo estoy en trabajo contratada a media jornada, de cuatro horas al día. Lo que cobro no llega a 400 euros y con eso no me da para sobrevivir todo el mes con tres menores".

Desde el Ayuntamiento les han ofrecido una ayuda de emergencia y alojamiento en un hostal durante diez días, pero los okupas quieren una solución duradera, lo que a ojos del Consistorio corresponde a la Junta de Comunidades, "como competente en Servicios Sociales".

Ya lo dijo Yurena, la okupa a largo plazo: "Hay gente que está dispuesta a pagar una casa con su dinero, pero a mí me salió así", y es que 'La vida está mu mala', que cantaba Tomasito. Pobres okupas, vulnerables siempre, ellos 'sólo' piden una vivienda, faltaría más.