El Gobierno de Sánchez no habrá conseguido que el trabajo deje de ser precario, tampoco ha podido con los fijos-discontinuos y los contratos temporales tienen más fuerza. Pero algo hay que reconocerles: han logrado que los okupas puedan vivir tranquilos, con su Real Decreto 11/2020, su Ley de Vivienda y su protección.
Así encontramos a Yurena de La Paterna, un barrio de Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), tiene dos hijas, ella se queja porque la vida no le ha tratado bien: "Lo estoy pasando mal. Con una ayuda lo estoy solventando poco a poco y pagándome mis cositas", ente 'sus cositas' no está su vivienda, puesto que vive de okupa.
En Hispanidad hemos hablado de ella, no se considera okupa porque lleva ya muchos años en esa casa, 9 para ser concretos: "Llevo nueve años. Tengo la luz y el agua a mi nombre. Pago mi comunidad. El que algo quiere, algo le cuesta. No nos lo ponen tan fácil como en otros países".
Ella no quería molestar a su abuela, con la que vivía, y al tener a sus dos hijas okupó una vivenda. Pero ojo que no "tiró al puerta abajo", si no que se la ofrecieron a cambio de dinero: "Es verdad que aún le faltan cositas, pero al no estar a mi nombre...".
"Supuestamente tenía sus dueños, pero llevaba muchísimo años cerrada. Según tengo entendido fallecieron y un sobrino que tenían se quitó la vida. Llevó ahí casi nueve años y de momento bien. Espero que nadie me eche. No creo que puedan conseguirlo porque bastante me costó y no molesto a nadie. Voy a lo mío".
"Es verdad que hay gente que está dispuesta a pagar una casa con su dinero, pero a mí me salió así", una suerte vamos. Pero ojo, porque ella es okupa pero no defiende la okupación, es más, hace unos días asegura que dos chicas colombianas intentaron entrar en su casa: "Imagínate que llegan entrar en ese momento, ¿qué hubieran hecho? Tengo a mi perro ahí y todo. Fue a pleno día, a las 17.00 horas. Los vecinos también están asustados porque fueron a lo salvaje", hombre por favor, a quién se le ocurre. Para que esto no pase, puso una puerta de seguridad y alarma.
Yurena tiene un espejo donde mirarse, y es que la okupa de Rosa lleva en su vivienda 30 años. "Llevan 30 años viviendo aquí. Hubo una demanda, pero no hay manera de sacarlos". La casa era de su padre, él la cedió a su socio que estaba pasándo una mala situación, con su muerte, ahora son los hijos del socio los que okupan la vivienda sin pagar.
Según la propietaria, ella paga algunos de los gastos: “Nosotros hemos pagado el IBI y los gastos de comunidad". Los okupas tienen una visión como la de Yurena, llevan tanto tiempo que la casa es suya: "Reclaman que por el tiempo que llevan viviendo aquí, la vivienda es suya".
Mientras la deuda sigue aumentando y ya va por 100.000 euros, lo que ha hecho que Rosa contrate una empresa de desokupación, "Mi padre les deja la casa como un favor porque estaban en un momento de quiebra", "Han vendido una finca por tres millones de euros y tenían un barco", asegura Rosa.