Es lo que han hecho casi todos los medios informativos desde que el 4 de diciembre de 2020 el buscador cambió su 'algoritmo' (hay que ser hortera para referirse a sus sistema de censura con un sinónimo de ecuación matemática): hacerse amigos de Google, por tanto, lamerle el pompis a Google, a Facebook y a Twitter y a los verificadores de míster Soros, secuestradores de la libertad de expresión, que califican de bulos toda información políticamente incorrecta.

Ojo, toda la patulea Google no censura informaciones ajenas por falsas, censura opiniones por políticamente incorrectas. No borran el error sino lo que no les gusta. Y sí, opiniones cristianas y aquellos que atentan contra los poderosos del dinero y de la política. 

Como El Cocodrilo, Hispanidad sólo quiere lectores inteligentes. Y claro, esos no pueden ser multitud

Verán, al parecer, el 4 de diciembre de 2020 el algoritmo de Google cambió sus criterios de búsqueda (según lo que ha trascendido, porque Google, que exige transparencia a todos y todas es el instrumento tecnológico más opaco del planeta) hacia la presunta protección de "my money, my life", es decir, del patrimonio y de la salud de sus lectores. Es verdadero desvelo lo que Google siente por sus lectores. Tanto que conoce nuestra vida privada casi mejor que nosotros mismos, y por esa razón puede vendernos todo aquello que necesitamos... incluso antes de que sepamos que lo necesitamos. 

'My money, my life' significa que Google, Facebook y Twitter condenan cualquier denuncia que se haga en las redes contra la tiranía Covid, la tiranía sanitaria. la libertad ha sido proscrita y ha dado lugar a las 'evidencias científicas', de obligado cumplimiento. My money significa que se censurará -se censura- cualquier critica al poder económico, sustento de los gobiernos. Por decir, algo, si usted se atreve a criticar la cuenta de resultados del BBVA, usted puede estar atentando contra mis clientes accionistas del BBVA, que podrían perder dinero. No, no se crea que exagero. 

'My life' significa, también, que toda la cosmovisión cristiana es puesta en solfa y en sordina, porque, para un cristiano, la salud del alma es más importante que la del cuerpo... y esto es lo que Google no soporta.

Ya no existen periódicos sólo existe Google. Si el buscador te sitúa en la primera pantalla tendrás miles de lectores, si te sitúa en la cuarta, tu artículo no alcanzará ni la décima parte de lectores. Triunfo o fracaso.

Por ejemplo, a Google no le gusta Diario de Pandemia, que no es negacionista pero intenta denunciar esa dictadura sanitaria a la que parece que nada puede detener. Caerá por sí sola, seguro, pero, en el entretanto, ¡menuda histeria ha creado!

El concepto de objetividad en el periodismo económico español ha degenerado y ahora se entiende como la retransmisión rigurosa de los comunicados oficiales de los grandes bancos y corporaciones

Hispanidad, encima es uno de los pocos medios que sigue analizando la gestión de las empresas, sobre todo las grandes empresas españolas, y que no está dispuesta a casarse con un periodismo económico para el que la objetividad se ha convertido en el motor de su quehacer. Ahora bien, el concepto objetividad en el periodismo económico ha degenerado y ahora se entiende por objetividad la retransmisión rigurosa de los comunicados oficiales de los grandes poderes económicos. O como dijo cierto importante editor a un periodista díscolo: los empresarios no son ni buenos ni malos, son creadores de riqueza. Críticas a los poderosos, las justas.

Así que ya lo sabes Google: como director de Hispanidad... no me da la gana retirar -desindexarDiario de Pandemia de Google, aunque por ello Google castigue, lo está haciendo, a toda Hispanidad, relegando al decano de la prensa digital española a las pantallas posteriores. Ojo, Google no sólo relega Diario de Pandemia: relega todo el contenido de Hispanidad y nos castiga con la pérdida de lectores. Puede permitírselo, ese es su poder espurio. 

Hispanidad podría 'desindexar', como han hecho otros medios digitales, los artículos que no le gustan a Google e indexar los que sí le agradan o al menos no le molestan, pero eso sería tanto como aceptar la censura Google de lo políticamente correcto... ¡y no me da la realísima gana! 

Me ha costado lustros, ganar mi libertad de expresión - en este caso, de prensa- gracias a Hispanidad y quiero mantener la poca o mucha que tengo. Google no me la va a arrebatar aunque nos haya quitado un porrón de lectores. Pero 'antes rota que doblá'. 

Recuerden que el martirio de hoy se llama coherencia. Además, como decía Eugenio Suárez, aquel editor mutante creado del semanario satírico El Cocodrilo, no quiero muchos lectores, sólo quiero lectores inteligentes Y claro, esos no pueden ser multitud.

Resumiendo, no me da la realísima gana retirar diario de pandemia de Google... ni ningún otro artículo de Hispanidad. Además, para un cristiano, la salud del alma es más importante que la del cuerpo... y esto es lo que Google no soporta.