Como se recordará, el grupo yihadista Estado Islámico gobernó Mosul (Irak) durante casi tres años, entre 2014 a 2017, antes de que las fuerzas iraquíes e internacionales recuperaran la ciudad calle por calle.

Durante ese tiempo  -el tiempo del califato-, los cristianos iraquíes fueron sometidos a persecución y muchos de ellos tuvieron que huir. De hecho, antes de que la violencia del Estado Islámico disminuyera la población, los caldeos constituían dos tercios de los cristianos iraquíes.

Ademas, los yihadistas destruyeron los símbolos cristianos y dañaron otros. Excepto uno: la campana de la Catedral Católica Caldea de San Pablo, de Mosul, que fue mantenida oculta gracias a una familia musulmana.

Pues bien: el pasado domingo 13 de noviembre esa campana volvió a repicar por primera vez en 8 años, según informa Aciprensa.

Cristianos de toda la Llanura de Nínive en Irak llegaron a la catedral -reabierta en 2019- para participar en la ceremonia de toque de campana y la Liturgia Divina.

Mons. Najeeb Michaeel, Arzobispo Caldeo de Mosul y Akra, encabezó una procesión a la gruta de la Virgen María, la patrona de Mosul, en el patio de la iglesia antes de tocar la campana.

El Arzobispo dijo a ACI Mena, agencia árabe del Grupo ACI, que “los tonos de la campana son una invitación a unir los corazones para denunciar la violencia y las guerras”. “Esperamos que todos los residentes originales regresen a sus hogares y recuperen sus derechos materiales y morales, para probar el sabor de la seguridad y la estabilidad y vivir en el seno de su ciudad”.

En el histórico viaje del Papa Francisco a Irak el año pasado, el Santo Padre oró en Mosul rodeado de los escombros de iglesias dañadas o destruidas, después de que el Estado Islámico proclamara su califato en la ciudad. El Santo Padre también hizo historia como el primer Pontífice en celebrar la Misa en el rito caldeo durante su visita al país del Medio Oriente, recuerda Aciprensa.

Los caldeos son una de varias comunidades católicas orientales que se encuentran en Irak. Su historia se remonta hasta los primeros cristianos a través de su conexión con la Iglesia de Oriente.