Michael Czerny, cardenal-obispo jesuita canadiense, originario de Chequia y prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral -nada menos-, y el franciscano Francesco Viola, secretario del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos -ahí es nada-, presentaron, en rueda de prensa, en Roma, la novedosísima Misa "por el cuidado de la creación" (missa pro custodia Creationis). Al parecer, el Planeta, la pachamama, también precisaba de un culto especial, de una eucaristía pergeñada especialmente para la sostenibilidad.
Aquí lo que le escribieron al Papa los susodichos (a lo mejor Su Santidad tendría que ampliar). Y digo escribieron porque fuentes vaticanas me aclararon que este texto tan curioso se le envió redactado al pontífice y se dio a conocer casi al mismo tiempo.
Peor: durante las dos últimas semanas, en el Vaticano no nos hemos topado con una novedad, sino con dos: una nueva liturgia eucarística, que no cambia nada pero incita a todo, la precitada misa para el cuidado del planeta, presentada por el Dicasterio para el Culto Divino.
De entrada, uno diría que una nueva misa por el cuidado de la madre tierra, se contrapone con el mandato bíblico de "henchid la tierra y sometedla", presentado por los dos miembros de la Curia.
Sorprende, asimismo, que tras la bronca global que se armó con la prohibición de Francisco de bloquear el rito tradicional de celebración de la Eucaristía, cercenando la libertad que otorga Benedicto XVI y, encima, cuando acaba de descubrirse que el informe solicitado a los obispos del mundo sobre la persistencia del rito antiguo fue manipulado por los colaboradores del anterior pontífice, pues hombre, meterse ahora en novedades resulta, cuando menos, curioso.
La segunda novedad vaticana, quizás más inquietante, es que el Papa León XIV haya celebrado la misa según el nuevo 'rito'. Mejor, según los añadidos litúrgicos del nuevo invento, porque de nuevo rito, afortunadamente, sólo tiene el amago.
La Eucaristía, estúpidos, la Eucaristía: ¿en serio era necesaria una misa por el cuidado de la Creación? ¿De verdad era necesario que la Iglesia culpe al hombre del calentamiento global y convierta el panteísmo climático en doctrina católica?
En el transcurso de esa eucaristía, León XIV ha dicho que la creación es un don, no una propiedad... pero si Dios le ha regalado el planeta al hombre... entonces sí es su propiedad. La doctrina tradicional sobre todo de San Juan Pablo II, el primer Papa que entró de lleno en el tema ecológico es que, por supuesto, que el hombre debe cuidar a la naturaleza pero, sobre todo, porque es deudor de las próximas generaciones. Pero sólo por eso. El planeta no es un fin en sí mismo, y el planeta fue creado para el hombre, no el hombre para el planeta. Juan Pablo II habla de hipoteca social. Pero el hipotecado sí que mantiene el piso en propiedad.
A pocos días de iniciar sus vacaciones de verano en Castelgandolfo, el Papa León XIV celebró la primera Misa por el Cuidado de la Creación, un nuevo formulario del Misal Romano. pic.twitter.com/BAdIDzyO6x
— ACI Prensa (@aciprensa) July 10, 2025
Uno comprende que el Papa León XIV no puede romper, de la noche a la mañana, con el ecologismo de Francisco, que provocara la encíclica verde Laudato Si, obra de su predecesor. Como tampoco puede romper con la Sinodalidad pues provocó todo un Sínodo, primero local, luego global, de dos años de duración y que, sin embargo, seguimos sin saber, no ya si estamos de acuerdo, sino de qué estamos hablando.
Ahora bien, vuelvo a decir que si el siglo XX fue el del relativismo, en el siglo XXI vivimos en la blasfemia contra el Espíritu Santo. No es guerra fría sino guerra abierta, y bien caliente, entre el mal y el bien, alrededor de la Eucaristía -la Eucaristía, estúpidos, la Eucaristía- que será aquello que dictaminará el destino del mundo.
¿Y empezamos por una misa por el cuidado de la Madre Tierra, de la diosa Gaia? Pues mucho me temo que esta iniciativa pueda encaminarse hacia lo que temen tantas almas santas, y sabias, y sensibles: la conversión de la Eucaristía en la adoración de la Bestia. Y entonces sí que se habrá consumado la blasfemia contra el Espíritu Santo y se precipitará el fin.
¿La adoración de la Bestia es la evolución de la actual misa por la custodia del planeta? Por supuesto que no, pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿Y esto a qué viene?
En resumen: cuidado con la Eucaristía y con las 'eucaristías' porque el aquelarre de ritos y liturgias verdes empiezan a resultar extraordinariamente preocupante: ¿Estamos creando la abominación de la desolación y la adoración de la Bestia?
Ahí es donde León XIV debe dar el do de pecho. La palabra más pronunciada por el nuevo pontífice es "unidad" pero unidad en la doctrina, entiendo.
La Iglesia es un árbol, no un cajón de sastre. Las ramas cambian pero las raíces y el tronco permanecen, porque Dios no cambia, habita fuera del tiempo.












