El Papa León XIV ha enviado un mensaje a los participantes en el Festival de la Juventud de Medjugorje. Un mensaje brillante y profundo donde pronunció una frase pertinente y relevante: “Ningún algoritmo podrá sustituir a un abrazo”.
El pontífice habló de la sociedad digital. En el siglo XX decíamos que la excesiva cultura conduce a la ignorancia, más bien al sofismo, y hoy debemos concluir que el exceso de información conduce a la ceguera total. Nada más triste hoy que contemplar a un adicto a un teléfono.
Ahora bien, el mensaje tiene validez por sí mismo, no porque es muy bueno, sino porque representa una prueba de que León XIV parece estar ‘normalizando’ Medjugorje tras el aldabonazo de Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, que aún sigue siéndolo, sobre Medjugorje, al que calificó como un fenómeno espiritual pero se negó a concedernos doctrina sobre lo único que interesa a todo aquel que posea un adarme de sentido común, cuando se acerca a un milagro, a unas apariciones, en suma, a unos hechos sobrenaturales: ¿Es verdad o mentira?
El peligro de Medjugorje es el mismo que el de cualquier hecho extraordinario: consiste en convertir los hechos en procesos. Porque no se trata de un “fenómeno espiritual”, sino de unas apariciones de la Virgen María en una aldea de la antigua Yugoslavia a unos jóvenes
Y es que el peligro de Medjugorje es el mismo que el de cualquier hecho extraordinario: consiste en que se conviertan los hechos en procesos. Porque no se trata de un “fenómeno espiritual”, sino de unas apariciones de la Virgen María en una aldea de la antigua Yugoslavia a unos jóvenes. Si conviertes un milagro, como es que la Madre de Dios se haga visible y audible en nuestro mundo contemporáneo, en un fenómeno, un proceso, de espiritualidad que sólo guarda una remota relación con el portento... pues entonces no hace falta ir a Medjugorje, también podías viajar a la Gran Vía para cambiar de vida.
Señores: o la Madre de Dios se apareció en Medjugorje a media docena de adolescentes, en cuyo caso debemos seguir al pie de la letra lo que ordenó, o estamos ante un gigantesco fraude, en verdad diabólico, que la Iglesia debe anatemizar cuanto antes. O el milagro ocurrió o no ocurrió. Yo creo que sí ocurrió.
O la Madre de Dios se apareció en Medjugorje a media docena de adolescentes, en cuyo caso debemos seguir al pie de la letra lo que ordenó, o estamos ante un gigantesco fraude, diabólico, que la Iglesia debe anatemizar cuanto antes. O el milagro ocurrió o no ocurrió. Yo creo que sí ocurrió
León XIV resucita Medjugorje, tras el “fenómeno” de Víctor ‘Tucho’ Fernández y a pesar de que el nuevo Papa no se está dando prisa en cambiar a los principales responsables vaticanos. No hablo tan sólo del Dicasterio del Santo Oficio, donde continúa ‘Tucho’, sino también de la Secretaría de Estado vaticana, donde continúa Pietro Parolin. Habló también de sus representantes en Medjugorje, donde tampoco ha habido cambios y a lo mejor debería haberlos.
En cualquier caso, ahora lo importante es que la aldea bosnia vuelva a ser lo que fue: la capital mundial de la confesión. Porque sin confesión, sin arrepentimiento, nada vale nada. La frase que volvió viejo al mundo es esa tan repetida por famosillos y famosillas, incluso por algún que otro estadista de alcurnia: “Yo no me arrepiento de nada”.










