“Hasta que no se bautice, no podéis hacerla hermana, sin ser Cristiano no se puede ser Cofrade”, ese es el principal requisito, y casi único para poder hacer a un niño miembro de la Hermandad de la Sentencia de Córdoba. Hace unos días hablábamos en Hispanidad qué suponía pertenecer a una Hermandad, ahora que su papel se ha visto empañado y puesto en duda, pero un papel muy importante lo juega la infancia cofrade. Muchos padres, por tradición y pertenencia, hacen a sus hijos hermanos desde que son muy pequeños, “así tienen luego las antigüedades que tienen, 30 años de edad y 30 años siendo miembro”. 

Lo que empieza como una tradición familiar se reviste de compromiso en cuanto se presenta la solicitud, hasta que los niños crezcan depende de los progenitores ‘hacer hábito’ de Hermandad y de la Hermandad crear momentos para que los más pequeños sepan cuál es su papel, qué importancia tiene lo que están haciendo y darles su sitio. 

Rafael Salamanca, Hermano Mayor de la Sentencia, nos explica que durante todo el año los más pequeños están muy presentes, “somos la hermandad más numerosa, con 170 niños procesionando”, esto hace que haya muchas "invitaciones durante todo el año para que se puedan relacionar los niños”. Es fundamental la “formación a los nuevos hermanos, dedicando tiempo a los más pequeños”. 

Todo ello adaptado a la edad, todo miembro de la Sentencia que lleva siendo parte de la Hermandad desde niño recuerda con especial cariño la “chocolatina en los días previos al Lunes Santo”, chocolate mientras conoces al resto de niños que te van a acompañar ese día, mientras te explican de forma sencilla las normas de la procesión: responsabilidad, composturaobediencia. Y agradecimiento a los servidores y paveras. Un "pavero" es el "nombre que recibe el diputado encargado de mantener el orden entre los niños pequeños que figuran en el cortejo como monaguillos”. Padres y Hermandad depositan en ellos toda la confianza para cuidar de los niños, que para más presión, son el futuro de la cofradía.  

Pero al igual que con los adultos, hay otros 364 días en los que siguen siendo hermanos. Misas de niños todos los domingos, peregrinaciones de adultos en las que los niños son bienvenidos para vivir esos momentos de convivencia con el resto de la Hermandad, pero todo empieza con el juramento de reglas y la imposición de la medalla de la Hermandad de los nuevos hermanos, días antes de la procesión. 

También hay otras actividades como “Mi oración ante Jesús de la Sentencia”, coincidiendo con el besapié a Ntro. Padre Jesús de la Sentencia, "nuestros hermanos más pequeños, acompañados de sus familias, se acercan al Señor de la Sentencia y leen una oración que previamente habrán elaborado en el taller que se desarrolló en el salón parroquial”; el “Taller de Palmas”, en el que se rizan las palmas viviendo un día de convivencia y fraternidad; o la “Catequesis Familiar en Adviento”, “Se monta el Belén en mi Hermandad”, dicha catequesis, dirigida a los monaguillos y sus familias, que consiste en una catequesis sobre el Belén, una merienda y diversas actividades lúdicas para los pequeños, acabando con una eucaristía.

Y es que, como hemos mencionado, lo que empieza como una tradición familiar, termina siendo el futuro de la cofradía y del compromiso.