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Una vez más, los partidos políticos desmoronan sus activos en peleas de familia, en luchas internas que no hacen más que despistar a los ciudadanos. El Partido Popular no cree en sus votantes, o esto es lo que parece porque realmente les ningunea, se enroscan en sí mismos y no les escuchan.
No escuchan que la mayoría de los votantes siguen las maneras Isabel Díaz Ayuso, que su forma de hacer política en la calle es cercana, en la Asamblea de Madrid es directa, que no tiene complejos cuando habla de España, de su historia, de la derecha y de la izquierda, del respeto a lo religioso y su lucha por una clara forma de hacer economía que haga crecer a la comunidad que depende de ella. Ha sido muy capaz a la hora de seleccionar a sus asesores y consejeros, pocos perfiles políticos y sí muy profesionales que saben de lo que hablan porque viven o han vivido con ello, lo que les lleva a tomar decisiones profesionales, no políticas, que tantas veces les ponen a los líderes en la línea roja del ridículo.
Pero no todo son alabanzas, porque también mantiene subvenciones a ciertos chiringuitos de la izquierda así como a los abortorios. En cierta forma no puede cancelar nada de esto porque la política global huele a muerte. Pero sí podría poner palos en las ruedas para dificultar el negocio, o al menos propulsar subvenciones a entidades como Red Madre o asociaciones similares dispuestas a ayudar a las mujeres que desean tener a sus hijos cuando la única alternativa posible es la de ejercer el derecho de matarlos en sus entrañas. Aunque, al menos todavía no se ha puesto el pin de la Agenda 2030, como sí hace Juan Manuel Moreno en Andalucía… ¡Se ve que Juanma quiere picar más alto!
Pero Génova va por otro lado. Pablo Casado es miedoso. Tiene miedo a la derecha en el Congreso y tiene miedo a los que se alegran en sus filas de la victoria por Madrid. Tiene miedo, en definitiva, de la Ayuso porque el votante pepero bebe más por las fuentes de la Presidenta que las de él por sus políticas confusas, blandas y fuera de tiempo. Porque sus políticas no están con los intereses de los españoles, sino en las del partido para seguir siendo la parte necesaria del bipartidismo, vamos de la política fácil que ya nunca más volverá a ser.
Pablo Casado es miedoso. Tiene miedo a la derecha en el Congreso y tiene miedo a los que se alegran en sus filas de la victoria por Madrid. Tiene miedo, en definitiva, de 'la Ayuso'
Al votante de derechas, populares o voxeros, no le gusta la actitud política de ver caer al enemigo por su propio desgaste. No les gusta que insulte a su más cercano colaborador, como en Andalucía, Madrid y muchos otros sitios, porque ambos se necesitan para dar la vuelta a este país. Y no le gustan los acuerdos del PP con PSOE, que para hacernos una idea solo en Andalucía han cerrado 14 acuerdos despreciando las aportaciones de Vox, y no les gusta esto porque lo perciben como una traición a su espíritu de derechas. Esperan de él, de Casado, que coja pico y pala, y denuncie las mamarrachadas de Pedro Sánchez con sus socios de bancada. No les gusta que insulte a Santiago Abascal, que Vox como partido está haciendo el trabajo que le correspondía al Partido Popular como primer partido de la oposición. No les gusta en general Teodoro García Egea porque cada vez que habla sube el pan un duro. Y no les gustó que quitaran de en medio Cayetana Álvarez de Toledo con una decisión tan forzada que parecía más una obligación dictada desde no se sabe dónde, que por una medida interna… En general, no les gusta que haya una política sin rumbo claro… Porque lo que sí transmite es que desean abarcar el espacio socialdemócrata y progresista, que hoy ocupa el Partido Socialista y que reivindicó in extremis en su 40 congreso de Valencia.
La guerra por la Presidencia del Partido Popular de Madrid ha dejado ver que el partido no tiene vocación de servicio a los ciudadanos, porque desoye a sus afiliados y votantes, y lo peor, hace el juego al propio Sánchez para reducir a un líder abaratado por la fuerza emergente de una barona. Mientras, siguen tomando decisiones internas por puro tacticismo y no están dispuestos a romper con actitudes políticamente correctas, cuando por naturaleza el espíritu del votante diestro es cristiano, se crea o no en Dios, pero aspira a políticas que protejan a la familia en su concepción y en el final de la vida, en su transmisión de valores, en la libertad de elegir, en el cumplimiento de la ley y en el orden constitucional. En general, es enemigo del relativismo moral que proporcionan las políticas de género que propugna la izquierda como correa de transmisión de los globalismos neomaltusianos. Y las directrices, o tendencias, en Génova están dispuestas a asumir todo lo contrario, porque la ideología del Partido Popular es la del poder: “Dime qué tengo que hacer para ser presidente del gobierno”, que fue exactamente lo mismo que hizo Pedro Sánchez con la moción de censura de la vergüenza que acometió con la banda de odiadores a España en junio de 2018. Es decir, que la ideología del Partido Popular es no tener ideología y avanzar a salto de mata según el día o el qué dirán. Ahora se comprende bien que Ayuso no interese en la presidencia del partido en Madrid y que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, sea más adecuado, porque por lo que se ha visto sabe amoldarse o se deja hacer.
La derecha (Almuzara) de Juanma Badenas. El autor se enfrenta a una análisis crítico de lo que es la derecha española y se cuestiona preguntas de trinchera y también sutiles que nos llevan a los lectores a cuestionarnos con él muchas cosas importantes. El autor responde por medio de un estudio multidisciplinar claro en el que se han tenido en cuenta los factores sociales, políticos, morales, psicológicos, filosóficos, lingüísticos, históricos y jurídicos que están relacionados con la ideología conservadora.
Qué significa ser conservador (Ciudadela) de Russell Kirk. ¿A qué llamamos ser “conservador”? ¿En qué se diferencia el conservadurismo de la propuesta liberal? Y, sobre todo, ¿cómo ven los conservadores el mundo de hoy? Interesante ensayo que nos lleva a contrastar el hoy y el ayer y poner a prueba nuestras inclinaciones o intuiciones.
Cartas a un joven español (La Esfera) de José María Aznar. ¿Ha sido Aznar el mejor presidente que ha tenido España? Supongo que habrá opiniones para todos los gustos pero este libro, que no es más que un epistolario imaginario que habla a las generaciones venideras y que los se sientan hoy en el banquillo no tienen en cuenta, habla sin tapujos de que lo consideró entonces en política, en España y para la sociedad. Argumentos que quizá en contraste con las directrices que actualmente tiene el partido, no vendría mal darle un repaso.