El edificio de la Caleta, donde se encuentran los juzgados de Instrucción de Granada
El Juzgado de lo Penal 1 de Granada ha condenado a cinco años de prisión y diez de inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad a una madre que llegó a denunciar hasta en ocho ocasiones a su expareja por supuestos abusos sexuales a la hija menor que tienen en común, en lo que el juez considera "denuncias instrumentales" y "falsas" con las que además "quedó afectada la estabilidad psicológica" de la niña, "sometida a continuas exploraciones injustificadas".
Según Granada Hoy, en la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press y contra la que cabe recurso, el magistrado Manuel Piñar considera a esta madre granadina autora de un delito continuado de denuncia y acusación falsa, de desobediencia grave a la autoridad judicial, de abandono de los deberes de la patria potestad y de dos delitos continuados contra la integridad moral por los que también deberá a indemnizar en 40.000 euros a la menor y en la misma cantidad al padre, al que no podrá acercarse a menos de 500 metros durante cinco años.
La sentencia, adelantada por el diario El Mundo, relata que fue en ese momento, teniendo la niña unos seis años, cuando "la acusada decide aprovechar el padecimiento de vulvovaginitis que, previamente, afectaba a la menor para denunciar al padre, desfigurando los hechos y atribuyendo esos signos a unos supuestos tocamientos de tipo libidinoso llevados a cabo por él, con el fin de obtener ventajas en la discordia sobre el régimen de guarda y custodia y otras medidas a adoptar en el procedimiento de divorcio".
El magistrado recoge las distintas denuncias que fue presentando la progenitora -hasta ocho- a lo largo de los dos años posteriores y las exploraciones a las que fue sometida en consecuencia la pequeña en las que manifestaba a los facultativos que "su hija le había referido tocamientos efectuados por el padre". Como signo de un dolo específico, según precisa el juez, "en las denuncias oculta que la niña fue diagnosticada años antes de vulvovaginitis y que los signos que aparecían como derivados de posibles tocamientos, podían deberse a este padecimiento".
"Solamente desde una perspectiva de mente retorcida y enfermiza, se puede transformar ese hecho inocuo en unos abusos sexuales", agrega el juez, que vincula las declaraciones de la niña "a que el padre le ha puesto crema para tratarla de las afecciones" que padecía. "Que la madre la quisiera transformar en abusos, eso ya es cuestión de su imaginación subjetiva, y carece de fundamento alguno", argumenta el juez. Recalca a este respecto que "ninguno de los varios Juzgados, ninguna de las varias exploraciones que se han efectuado a la menor, hasta 10, ha determinado y ha dado veracidad a esos tocamientos libidinosos y abusivos".
Pero, recuerden, las denuncias falsas no existen...