Percibo en el Sanchismo, que no en los podemitas, quienes no dejan de aplaudir a Francisco porque consideran que este Papa está aprendiendo mucho de ellos, una tendencia a recalcar el carácter laico de España, al parecer un peligro de gruesas proporciones. 

Y si nos ceñimos al adjetivo laico, los neo-socialistas, ahora sanchistas, andan cargados de razón. En efecto, la inmensa mayoría de los españoles, bien de cualquier confesión o bien ateos recalcitrantes, son laicos. Los clérigos no alcanzan ni el 1% de la población.

Aunque creo que los ministros de Sánchez y su grupo de pelotas adjuntos, hablan, mayormente, de progresistas. Si lo he entendido bien, el argumento del Sanchismo podría resumirse así: los españoles piensan igualito que ellos. Incluso, si se interpretan bien las encuestas, por ejemplo, al modo Félix Tezanos, resulta que Pedro Sánchez debería obtener mayoría absoluta. Es cierto que se cuida mucho de convocar elecciones, pero eso es debido a su acendrado sentido de responsabilidad institucional: las legislaturas se han hecho para terminarse, sobre todo considerando los siguientes hechos: uno, el presidente actual es él; dos, le gusta serlo; y tres, sé que voy a ganar las elecciones porque el pueblo me adora... pero no se le debe dar pábulo a la ultraderecha de Vox, que odia la democracia y es capaz de hacer fraude electoral... como todo el mundo sabe. 

El Sanchismo presume de haber cambiado la España del pasado, nacional-católica, frente a una España del futuro, mismamente la suya, democrática y, por tanto, atea o, al menos, agnóstica. Ese es el punto.

Desgraciadamente la fe cristiana está de capa caída en España, eso es cierto, pero Jesucristo no depende del régimen político, sea confesional o comecuras. Que Franco decretara un Estado confesional no significa que todos los españoles de aquella época fueran confesores ni píos cristianos... se lo puede asegurar. Pero lo que me preocupa es que la propaganda sanchista haya tenido éxito en su propaganda inversa, en una doble vía:

1.Para muchos españoles, cristianismo y democracia son dos realidades antitéticas.

2.Para muchos españoles, el comunismo sí que es compatible, incluso hermano gemelo, de la democracia. 

En cualquier caso, a pesar de sus diferencias de percepción sobre la Iglesia, en lo único que coincide todo el frente popular guerracivilista que ha puesto en marcha Pedro Sánchez para mantenerse en el poder a cualquier precio, es su cristofobia y, demuestra el éxito inconmensurable de su aparato propagandístico. Así, lo único que une a la macedonia de partidos que mantienen en el poder a Pedro Sánchez, en la que se cuentan los comunistas de Podemos, los indepes atrabiliarios de ERC, los no se sabe qué de la antigua CiU, los chalados de Compromis, los jetas del PNV y los proetarras de Bildu, más unos cuántos excéntricos gallegos, cántabros, canarios y turolenses es una sola cosa: su cristofobia. Sí, también es cristianófobo el beato PNV, que hoy se nos ha vuelto de los más 'modelno' y 'plogre’. 

Cita a pie de página: con todo lo anterior ¿pretendo decir que el PP es el partido católico de España? No me haga reír, por favor. ¿Y Vox? A veces sí se comporta como partido cristiano… pero a veces no. Insisto: en el caso de Vox, su alma cristiana debe imponerse a su alma nacionalista.