Ahora bien, en este 1 de noviembre de 2022, sólo quiero advertir que buena parte de la humanidad ha perdido el sentido del pecado...
Día de los Fieles Difuntos, que yo sepa, sólo la Iglesia llama amiga a la muerte, porque, para el cristiano, la muerte sólo es el tránsito hacia una vida mejor. Por tanto, el católico no tiene miedo a la muerte, aunque naturalmente, tiene miedo a morir: dolor, separación de los seres queridos, temor ante un mundo nuevo, disyuntiva entre el cielo y el infierno -nadie puede tener asegurada su salvación- y, en cualquier caso, la agonía del cuerpo, que no es plato de buen gusto.
Es decir, el católico puede y debe sentir temor a morir, pero no a la muerte... porque sabe que no morirá.
El pagano, por contra, puede asumir la muy estética actitud de enfrentarse a la nada, pero la elegancia no siempre produce felicidad. También puede desesperarse ante la muerte e incluso provocarla mediante el suicido. No sé por qué pero no me atrae demasiado.
El pagano también puede conjurar la muerte burlándose de ella pero, si tiene un adarme de inteligencia, esa actitud acaba en desesperación... o en gilipollez.
Y ahora viene lo bueno. No puedo citar la fuente porque es 'off the record', pero se trata de una fuente del mayor prestigio. Al parecer, en 2022, Dios juega entre su misericordia y su justicia, ambas infinitas. Cómo se casan ambas es misterio más peliagudo que el de la Santísima Trinidad.
El Padre Eterno sólo se atiene a una norma: defender la libertad del hombre. No puede salvar al hombre si éste se empeña e condenarse: debe aplicar justicia y misericordia.
Ahora bien, en este 1 de noviembre de 2022, sólo quiero advertir que buena parte de la humanidad ha perdido el sentido del pecado... y que Dios no puede salvar a quien no se quiere salvar. Así que cuidado con la leyenda del buen ladrón, la de Dimas, cuidado con el arrepentimiento de última hora, porque, insisto, el hombre sin sentido del pecado puede perder otro sentido: el del arrepentimiento.
La misericordia del Señor es infinita, ciertamente, pero recuerdo la palabra de un cura que había asistido a muchos moribundos: "He visto a gente que ha muerto blasfemando".
Feliz Día de Difuntos.