Lo que une a la izquierda PSOE con la derecha pepera no es otra cosa que el progresismo, esa escuela que consiste en correr siempre hacia adelante, sólo que en círculo. Al final, lo progre consiste en no creer en nada. Por tanto, en España existe un progresismo de izquierdas, PSOE, y otro progresismo de derechas, PP. Los nacionalismos vasco y catalán, al igual que Podemos, incluso Ciudadanos, son progresistas, con distintas variantes. Esto es, gente para la que cualquier convicción es fanatismo, cuando no delito de odio.

A su vez, existe un partido llamado Vox, que no es progresista y que tiene un alma cristiana y un alma azul, tirando a falangista. Esperemos que en la formación de Santiago Abascal se imponga la primera.

Y entonces... resulta que todavía quedan cincuenta días para las elecciones generales y desde Génova, cada día más parlanchina, ya se exhibe el mismo argumento: saben que no obtendrán mayoría absoluta -si es que ganan- y que, por tanto, están obligados a pactar con Vox, pero afirman que no quieren sentirse chantajeados por Vox y han decidido ser ellos los que chantajeen a los de Abascal: si no nos apoyáis, sin condiciones, estaréis manteniendo a Sánchez en el poder: vosotros veréis. 

Ojo, el PP de Feijóo es el que resumiera su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra: "ideológicamente estoy más cerca del PSOE que de Vox

Pues bien, contra el chantajista, la única opción es no ceder. Santiago Abascal debe responder con los principios no negociables de Benedicto XVI, en los que no debe hacer concesión alguna al PP. Ya saben: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común. 

Ojo, el PP de Feijóo actual es el que resumiera su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra: "ideológicamente estoy más cerca del PSOE que de Vox". El PP actual es abortista, partidario de la ideología de género -sin llegar a las estridencias de Podemos, entusiasta de los grandes- que apuesta por la enseñanza concertada, pero no por el cheque escolar. El PP es poco partidario de la propiedad privada y sí de los mercados privados. No, no es lo mismo; recuerden lo de Chesterton: un carterista puede ser un entusiasta partidario de la empresa privada y de los mercados privados pero nunca se le podrá considerar un defensor de la propiedad privada.

PP y PSOE, al igual que Podemos o los nacionalistas, son progres. Vox no es ultra, es un partido cristiano... pero tiene que ser fiel a esos principios cristianos o acabará en progre-nacionalista español. 

Por tanto, Abascal debe imponer sus condiciones a cambio de permitir el Gobierno del Partido Popular. Es decir, Abascal debe imponer a Feijóo sus principios cristianos no negociables, los de Benedicto XVI.

PP y PSOE, al igual que Podemos o los nacionalistas, son progres. Vox no es un partido ultra, sino un partido cristiano... pero tiene que ser fiel a esos principios cristianos o acabará en progre-nacionalista español, en un Jiménez Losantos

Y respecto al argumento de que si lo hace estará permitiendo que el PSOE se mantenga en el poder... pues Abascal tendrá que decidir si le preocupa más el poder que sus principios. Es decir, si quiere ser fiel a sus valores cristianos... debería permitir que Sánchez siga gobernando antes que ceder al chantaje pepero. 

Sí, soy muy consciente de lo que he dicho.

Iván Espinosa de los Monteros lo ha expresado bien (ya era hora de que dijera algo bien): si el PP no quiere negociar, que siga gobernando la izquierda.

Porque no se trata de quem Vox renuncie a sus principios sino de que el PP renuncie a sus complejos.